jueves, 11 de diciembre de 2025

Memoria de nuestras fábricas: La fábrica de Pablo Guarinos Juan

 

Historia de un nombre y de una familia que marcó Elda



La calle que hoy conocemos como Pedrito Rico no siempre llevó ese nombre. Según José María Amat, fundador del Museo del Calzado de Elda, antes de convertirse en un homenaje al famoso cantante, la vía estaba ligada a la industria zapatera y a la vida de uno de los grandes industriales locales: Pablo Guarinos Juan.


                                Pablo Guarinos Juan. Industrial y político local

Pablo Guarinos Juan: político y empresario

Pablo Guarinos Juan no solo destacó como empresario, sino también como político local. Su legado no se limita a la política: la familia Guarinos dejó una huella imborrable en la industria zapatera de Elda y en la vida social de la ciudad. Su padre, Pablo Guarinos Guarinos, fue gran maestro de la logia masónica fidelísima, y su hijo, Tomás Guarinos Maestre, fundó SICEP y el Banco de Elda.

La fábrica en la calle Pedrito Rico

La fábrica de Pablo Guarinos Juan estaba ubicada en la misma calle que hoy lleva el nombre del artista Pedrito Rico. Durante su apogeo, la producción alcanzaba los 150.000 pares al año, en su mayoría zapatos de alta calidad.

   

Tradiciones y memoria colectiva

La calle también fue testigo de tradiciones que hoy parecen olvidadas. Había una cruz cubierta donde se despedían los entierros antes de llegar al cementerio, un ejemplo de cómo la vida cotidiana y las costumbres estaban ligadas a esta vía: “Había una cruz cubierta a la salida, donde los entierros subían desde la iglesia de Santana y allí se despedía el duelo. De allí los curas bajaban al templo y el resto subía hasta el Cementerio Municipal Santa Bárbara”, recuerda Amat.

https://cadenaser.com/comunitat-valenciana/2025/12/10/nuestras-fabricas-pablo-guarinos-juan-radio-elda/

domingo, 7 de diciembre de 2025

SICEP, la empresa que salvó Elda en plena Guerra Civil. Una historia de trabajo, ingenio y dignidad

 En pleno caos de la Guerra Civil española, cuando fábricas cerraban y familias pasaban hambre, nació SICEP: el Sindicato de la Industria del Calzado de Elda y Petrer. Esta innovadora sociedad empresarial logró mantener abiertas más de 80 fábricas, dando empleo directo e indirecto a más de 32.000 personas. José María Amat recuerda: “SICEP fue algo que no debemos nunca los eldenses olvidar… fue un movimiento tan especial y tan original, que quizá sea una de las cosas más importantes que se han hecho en Elda después de las ferias del calzado”.


 Una de los edificios en Elda convertidos en almacén de zapatos estocados y pendientes de venta hasta que acabara la Guerra Civil en España.  

La estrategia de SICEP fue audaz y efectiva: vender zapatos donde se pudiera, desde Barcelona hasta Málaga, e incluso exportarlos a Francia y al norte de África. “Se vendía donde se podía y se almacenaba el resto esperando que la guerra acabara”, explica Amat. Esta visión permitió que los trabajadores cobraran en medio de la escasez, y que la industria del calzado de la comarca sobreviviera a uno de los periodos más difíciles de la historia española.

                                         

                 Tomás Guarinos Maestre  ideólogo y creado de SICEP

Sin embargo, a pesar del éxito, los artífices de SICEP no recibieron reconocimiento oficial. Tomás Guarinos Maestre, impulsor del proyecto, fue encarcelado y deportado tras la guerra, y el destino del dinero de la sociedad nunca se aclaró. Amat subraya: “Este hombre jamás, jamás ha recibido el menor gesto de reconocimiento de esta ciudad. Es una gran injusticia”.

                         

cadenaser.com/comunitat-valenciana/2025/12/02/nuestras-fabricas-sicep-la-empresa-que-salvo-elda-en-plena-guerra-civil-radio-elda/


miércoles, 26 de noviembre de 2025

La Fábrica de Pedro García Amat. "Calzados Elefante"

 

Desde un pequeño taller en Elda hasta una marca reconocida internacionalmente.

Edificio fabril que estaba situado en la Avenida del Mediterráneo de Elda


Pedro García Amat nació en una familia humilde de Elda y, con apenas ocho años, emigró con su familia a Cuba en busca de nuevas oportunidades. A los dieciocho regresó a España y comenzó a formarse en la industria del calzado, aprendiendo oficios hoy casi extinguidos, como el de desvirador. 

Según J. Mª Amat, fundador del Museo del Calzado de Elda, “Pedro García empezó de cero, observando, anotando y aprendiendo cada detalle de cómo se fabricaban los zapatos. Su pasión por la perfección era evidente desde el primer día”.

Con un socio y amigo, Antonio Castello, Pedro García instaló su primer taller en los bajos de su vivienda familiar, donde comenzaron fabricando zapatos de niño. Poco a poco, la empresa creció y se consolidó. J. Mª Amat recuerda: “Era impresionante ver a Pedro García siempre trajeado y con pajarita, controlando personalmente la calidad en la fábrica. Para él, cada zapato debía ser impecable.”

       Primera ubicación del taller donde comenzó a fabricar zapatos en la calle Hilarión Eslava

A lo largo de los años, la empresa Pedro García se destacó por su innovación y por la capacidad de adaptarse a los cambios de la industria. La fábrica implementó sistemas pioneros de control de producción y fue un referente en la fabricación de calzado de caballero y señora. “Su mayor especialización fue el calzado de caballero, que se convirtió en un verdadero referente en Elda y en España. Más tarde. La fábrica también produjo calzado de señora y botier”, comenta Amat.

En 1982, a petición de sus trabajadores, recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.

En 1982, a petición de sus trabajadores, recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. / Cedida

Hoy, la marca Pedro García sigue siendo un ejemplo de excelencia y tradición familiar, con presencia en Europa y Estados Unidos. J. Mª Amat concluye: “El legado de Pedro García Amat sigue vivo gracias a sus hijos y nietos. Su historia demuestra cómo la visión, la pasión y el esfuerzo pueden transformar un pequeño taller en una empresa de renombre internacional”.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Viuda de Manuel Vera Bañón: La histórica fábrica de calzado que marcó el prestigio de Elda

  La fábrica de “los tahúllas”, pionera en innovación y calidad, dejó un legado que todavía se conserva en el Museo del Calzado.



Foto familiar de Manuel Vera Bañón 

La fábrica de “los tahúllas”, fundada por Manuel Vera Bañón a principios del siglo XX, fue una de las últimas en desaparecer en Elda y es recordada por su contribución al prestigio del calzado local. Según José María Amat, fundador del Museo del Calzado de Elda, “vamos a hablar hoy de una fábrica que todos conocerán porque la fábrica creo que fue la última en derruirse”.

 Desde sus inicios, la empresa destacó por combinar artesanía con mecanización y por adaptarse a los desafíos de la época, como los cortes de electricidad durante la Guerra Civil.

 Vera Bañón comenzó como aprendiz de zapatero y, gracias a su iniciativa y visión, logró crear un taller que más tarde se convertiría en una fábrica de referencia. Amat recuerda que “tenía un carácter muy especial y una gran personalidad. Le empujaba la iniciativa y siempre estaba pensando en hacer algo más”.


La empresa producía inicialmente zapatos sencillos, pero más tarde triunfó con el zapato de bottier, llegando a fabricar hasta 2.500 pares por semana con un equipo de más de cien trabajadores.

 La historia de los Tahúlla refleja la tradición de esfuerzo y profesionalidad de los empresarios y trabajadores eldenses. Como señala Amat, “en aquella época se montaba un taller en cualquier lado, y con el dinero que se generaba, pues se iba ampliando”. Hoy, parte de la maquinaria de la fábrica se conserva en el Museo del Calzado, como testimonio de una época que sentó las bases del renombre del calzado eldense a nivel nacional e internacional.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Elda, 25 años premiando la elegancia española. “La Mujer Mejor Calzada de España”.

 

  

                                              Versión ilustrada de algunas de las premiadas

 En Elda, mi ciudad, donde el sonido de las máquinas y el olor de los pegamentos y cueros formaron parte del paisaje cotidiano, el calzado no es solo una industria, es una forma de cultura.

Desde hace veinticinco años, nuestro pueblo rinde homenaje a su mayor seña de identidad con un galardón singular, el Premio a la Mujer Mejor Calzada de España, una distinción que aúna arte, elegancia y tradición.

Más allá de la curiosidad o del brillo mediático, el premio representa un tributo al buen gusto, al saber calzar y, sobre todo, al valor de un producto que ha hecho historia en nuestro país: el zapato español de calidad, instituido por el Museo del Calzado de Elda que ostenta la propiedad intelectual, inscrita en EUIPO, como prueba de un logro irreversible. Con este reconocimiento se busca destacar la importancia del calzado como expresión de personalidad, pero también, como emblema de una industria que ha sabido mantenerse fiel a sus raíces mientras se adapta al ritmo del mundo moderno.

Elda, capital del buen calzado

El premio tiene para Elda un significado que trasciende lo simbólico. Esta ciudad, corazón del llamado Elda-Petrel Shoe Valley, o lo que es lo mismo, pero en español, “Valle del Zapato de Elda y Petrel”, ha sido durante décadas, desde finales del siglo XIX, uno de los grandes centros productores de calzado de alta gama en Europa. Cada par que sale de sus fábricas y talleres es el resultado de una combinación magistral de oficio, paciencia y detalle.

Cuando cada año una figura pública, ya sea una actriz, periodista, modelo o miembro de la sociedad más notoria, recibe el título de Mujer Mejor Calzada de España, esta distinción lleva consigo parte de esa historia colectiva. Mujeres como: Concha Velasco, Anne Igartiburu, Paz Vega o la Baronesa Thyssen-Bornemisza, entre muchas otras, han contribuido a proyectar la elegancia y el saber hacer del calzado eldense, actuando como auténticas embajadoras de una tradición que pisa fuerte dentro y fuera de nuestras fronteras.

El poder de la imagen

En tiempos en los que la comunicación se mide en segundos y en pantallas, el poder de una imagen bien elegida puede llegar donde no alcanza la publicidad convencional. Asociar el calzado español de calidad a una mujer distinguida, admirada o influyente, convierte este galardón en una herramienta de promoción tan efectiva como refinada.

La Mujer Mejor Calzada no es solo una musa del diseño: es también el rostro visible de un sector que reivindica la autenticidad frente a la producción masiva y la despersonalización de la moda. Su figura ayuda a difundir el valor de lo artesano, del estilo bien entendido y del lujo discreto que define al zapato hecho en España.

Proyección

Un jurado profesional es la base para consolidar el prestigio del premio, un factor que, según la estrategia de Berlanga, repetía siempre: “El jurado de estos premios debe robustecer y enriquecer el prestigio del galardón, tanto o más como la figura a la que se pretende homenajear”

   


 
El jurado de 2003 reunido en Madrid para fallar el premio a la Mujer Mejor Calzada. En la foto de izquierda a derecha: Luis Alberto de Cuenca; Luís García Berlanga; Juan Pascual Azorín; Joaquín Planelles; Antonio Porpetta; Lourdes Ventura; La princesa Tessa de Baviera; Alicia Mariño Espuelas y José María Amat, completaba el jurado la actriz Concha Velasco.

El premio, además, sirve para fortalecer la relación entre la industria y la cultura. Cada edición se convierte en un escaparate donde confluyen la creatividad de los diseñadores, la precisión de los artesanos y la sensibilidad de quienes saben apreciar un trabajo bien hecho. El Museo del Calzado de Elda, custodio de la memoria de este oficio, encuentra en el galardón una forma de mantener viva la conexión entre pasado y presente, y de conformar una pasarela internacional que proyecte la trayectoria del zapato español.

Porque el calzado no es solo un complemento, es un lenguaje que habla de elegancia, identidad y carácter. Y en ese idioma, Elda lleva muchas décadas escribiendo su propia historia con paso firme. El premio a la Mujer Mejor Calzada de España no celebra únicamente la belleza o el estilo, sino la dignidad de un oficio que convierte cada zapato en una obra de arte.

Este 2025 celebramos los primeros veinticinco años de uno de los galardones más emblemáticos del sector zapatero. Un premio que distingue a mujeres convertidas en iconos del buen calzar, y cuyos pasos, firmes y elegantes, siguen acercando el calzado español a la excelencia y al reconocimiento internacional.

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Premio a la Mejor Calzada: 25 años de historia y estilo en Elda

 


Elda se prepara para celebrar la entrega del Premio a la Mejor Calzada, un evento que ha colocado a la ciudad en el mapa de la moda española durante más de dos décadas. Este 2025 es especialmente significativo, ya que marca el 25 aniversario de la creación del premio, nacido en el año 2000 con el objetivo de reconocer a las mujeres que destacan por su elegancia y buen gusto al calzar. Tras algunos años de pausa, la ciudad vuelve a brillar con un evento que combina tradición, moda y cultura.

 El premio surge como una extensión del Museo del Calzado de Elda, fundado por José María Amat, quien destaca la importancia del zapato como reflejo de la personalidad de quien lo lleva: "El zapato es, probablemente, la única prenda que realmente conserva la huella de quien lo lleva. Guarda la forma de caminar, bailar o actuar de la persona." Gracias a esta visión, el museo comenzó a recopilar zapatos de personalidades relevantes y a vincularlos con un galardón que celebra la excelencia.

                     

Jº Mª Amat se encuentra con Berlanga el 8 de agosto de 1997 para presentar iniciativas en favor del prestigio de la industria eldense y del sector del calzado español. / Cedida

Desde su primera edición, el jurado ha estado compuesto por figuras destacadas de la cultura, la literatura y la moda. Amat recuerda cómo se estableció este cuidado proceso: "Luis García Berlanga decía que el jurado tenía que ser tan importante como el propio premio, porque si no, la calidad de las mejores calzadas bajaría con el tiempo." Con el paso de los años, la combinación de elegancia y reconocimiento cultural ha consolidado el premio como un referente único en España, vinculado tanto al talento local como a la proyección internacional de Elda como capital del calzado femenino.

 https://cadenaser.com/.../premio-a-la-mejor-calzada-25.../

miércoles, 5 de noviembre de 2025

Elda y el legado de los santos Crispín y Crispiniano

Pintura monocroma en agua parda, lápiz y puntura negra, de la Colección del Museo del Prado (no expuesta), Siglo XVII. Anónimo (246mm x 138 mm).

Cada 25 de octubre, el mundo zapatero celebra a sus patronos, Crispín y Crispiniano, símbolo de esfuerzo, maestría y orgullo artesanal. En Elda, esta fecha adquiere un significado especial: evoca una historia de talento, de innovación y de trabajo colectivo que convirtió a la ciudad en referencia indiscutible del calzado español.

Durante décadas, Elda fue sinónimo de moda, calidad y prestigio. Desde sus talleres y fábricas surgieron diseños admirados, y desde su impulso empresarial nacieron ferias, asociaciones y proyectos que marcaron una época de prosperidad y reconocimiento internacional.

El calzado no fue solo una industria: fue cultura, fue identidad, fue innovación, fue el alma de una comunidad y con ella de la España zapatera.

Hoy, en un contexto industrial diferente y globalizado, Elda sigue latiendo al compás de ese legado. La experiencia, la creatividad y la pasión de sus profesionales mantienen viva una tradición que forma parte esencial de su memoria y de su futuro. Si, de su futuro, porque hay un principio que debe quedar claro, el zapato industrial y la comercialización podrá variar de situación geográfica, pero el arte de un zapato con las perfecciones del que se fabricó en Elda, eso persiste en cualquier lugar y tiempo,

Celebrar a los Santos Crispín y Crispiniano es, en definitiva, rendir homenaje a todos aquellos que hicieron del oficio del calzado una expresión de arte y de progreso, y recordar que la huella de Elda —como la de sus mejores zapatos— perdura siempre con el paso del tiempo.