jueves, 29 de agosto de 2019


Zapato diseñado y fabricado por la empresa Noguerón en 1966. El modelo se llamó "Fabiola" debido a que se diseñó en 1960 para calzarlo por la reina de los belgas en su boda con el rey Balduino.

La industria del calzado en serie inicia su andadura en España hacia la mitad del siglo XIX. Fue un movimiento casi espontáneo que iría surgiendo en algunos pueblos con tradición zapatera, pero también en otros con pocos vestigios de una mínima actividad artesanal, más allá de los viejos talleres de reparación o a medida.
La fuerte implantación de un gremio de zapateros en la Ciudad Condal que arrancaba nada menos que en el siglo XIII, las diversas regiones, provincias y poblaciones de nuestro país, realizaban de forma irrelevante, una necesaria actividad artesana consistente en la reparación de calzados usados o la poco frecuente confección de zapatos a medida. Algunos tenían sus propias normas, sus estatutos, o sus gremios por los que regían la actividad, pero nada suficientemente importante para generar una sólida semilla que supusiese el nacimiento de la industria del calzado, a excepción del Gremio de San Marcos Evangelista de Barcelona.
Pero con la Revolución Industrial y la entronización del concepto moda, en el vestido especialmente, da comienzo años más tarde, el resurgir y afianzamiento de la industria del calzado en España.
Había lugares en que la tradición se vería recompensada con una industria pujante, pero hubo otras regiones y ciudades en los que la industria de fabricación de calzados obedecía a hechos aislados por iniciativas de sus moradores, para crear una célula artesanal, irrumpir en mercadillos y seguir transformando aquella modesta actividad en algo más serio e importante.
En la provincia de Alicante se fue desarrollando una industria del calzado que, a finales del siglo XIX, ya se había convertido en un referente. El foco desde el que se produciría esa implosión de la "nueva" actividad industrial para fabricar zapatos en serie, sería la ciudad de Elda por unos motivos casuales y alentados por la iniciativa de unos cuantos zapateros, sin ningún tipo de formación y probablemente con escasa cultura.
Desde principios del siglo XIX y con una tradición que, según algunos autores, podría tener sus orígenes en la cultura árabe, la ciudad de Elche era un centro productor artesano de alpargatas y Elda se mantenía ajena a esa elaboración, y como mucho llegaba a la comercialización del abundante esparto que crecía en sus montes y que tenían como destinatario final Elche para sus alpargatas y otras poblaciones como Callosa de Segura, para elaborar redes. Sin embargo la inesperada pérdida de la agricultura en el Medio Vinalopó, por la desecación de la gran laguna de Villena, despertó la imaginación de los eldenses para elaborar zapatos y comercializarlos en los alrededores de la población. Cuando en Elche en 1875 adquiere su primera máquina para industrializar sus fábricas de alpargatas, Elda ya se había convertido en un centro productor de zapatos semimecanizados.
El foco más importante de fabricación de calzados en la provincia de Alicante estaba ubicado en Elda, donde empezaba a decantarse por un tipo de fabricación esmerada y tendente al zapato de mujer de calidad. Mientras en otros puntos de la provincia, como Villena, donde la fabricación también se estaba especializando al calzado de niño, incluso la población de Cocentaina llegó a tener una más que representativa industria zapatera . En los primeros años del siglo XX la expansión de la industria de fabricación de calzados se haría patente también en poblaciones como Petrer, Monóvar, Sax y Elche, esta última con una importante irrupción en el sector zapatero, pero sin abandonar la fabricación de alpargatas que le había dado notoriedad . En poblaciones cercanas como Almansa y Vall de Uxó, el nacimiento y desarrollo de la industria del calzado también tuvo una gran espectacularidad, gracias al esfuerzo y creatividad de dos familias: Coloma en Almansa y Segarra en Vall de Uxó. Pero en España también eran notables otros focos importantes de fabricación de calzados: las Islas Baleares, especialmente Mallorca y Menorca, Barcelona o Madrid, entre otras.
La improvisación desde la ausencia de cualquier tipo de experiencia anterior, o el mayor auge de elaboraciones artesanas en la confección del calzado, fueron dibujando un mapa del tejido industrial español en la fabricación de zapatos. Esa es a mi juicio la verdadera "horma de tu zapato", o lo que podíamos decir de otro modo, esos pueblos han tenido la fortuna de crear y hacer crecer una industria que implica: belleza, moda, calidad, diseño y que inspiran creatividad, con muchas otras connotaciones despertando en el ser humano verdaderas pasiones (erotismo, deseo, amor....). Hasta tal punto puede llegar el zapato que en un estudio publicado por la revista Journal of Research in Personality en 2012, Omri Gillath de la Universidad de Kansas han demostrado que podemos juzgar con un 90 % de precisión cuáles son la ideología política, el género, los rasgos emocionales y la personalidad de un individuo simplemente examinando sus zapatos.

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