lunes, 22 de julio de 2024

 



¿Desde cuándo Elda despuntó en el zapato de mujer de alta gama?

 

Es cierto que la frase “Elda, París y Londres”, tiene su origen en el reconocimiento internacional que en 1902 recibieron los zapatos diseñados y fabricados en nuestra ciudad por la empresa de Romero Utrilles. Pero eso no significaba que en Elda el zapato para mujer fuese el más fabricado, ni siquiera el más valorado en aquellos primeros años.

 

El zapato para mujer

 

La industria de final del siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX estaba dedicada, en su mayor parte, a la fabricación en serie de zapatos para todas las edades y calzaduras, desde el zapato de niño, que quizá era predominante en los albores de la actividad zapatera, pasando por zapato para colegial, caballero y señora. Las grandes empresas Vera Hermanos; Rafael Romero Utrilles; Silvestre Hernandez; Eugenio H. Browne; Rodolfo Guarinos; Casto Peláez; Luvi en Petrer y muchos otros, mezclaban las distintas modalidades e incluso las diferentes fabricaciones para atender todas necesidades de la población.

 

Arte y diseño

 

La destreza en el oficio, el arte y el diseño de los muchos trabajadores de la industria del calzado desde sus inicios, fue decantándose a la especialidad del zapato de mujer y, dentro de ese tipo, a especialidades hechas siempre en piel con profusión de adornos, plisados, bordados y otros artísticos trabajos que dieron la fama y el prestigio que Elda y su industria buscaba y encontró.

 

El internacional reconocimiento al zapato de señora llegó antes incluso que la creación de las Ferias del Calzado.

 

A la cabeza del zapato para señora en España

 

Así se reconocía que en abril de 1958 a través de la revista “Elda Creadora” y publicada en mayo de aquel año, evidenciando que el zapato para mujer de alta gama se fabricaba en Elda, alcanzando el 47% del total de la industria del calzado, y ocupaba una gran parte del sector comercial en España para zapato de mujer de alta gama.

 

A Elda, le seguía Elche con un 29% del total; Petrer con un 11%; el 13% restantes se distribuirían entre otras ciudades como Cocentaina, Monóvar o Sax, en lo que respecta a la zona de la provincia de Alicante.

 

La hegemónica situación de la ciudad de Elda

 

Como ciudad más destacada en el conjunto de zonas zapateras, Elda, era con mucho la más admirada por su trabajada fabricación y estaba en condiciones idóneas para liderar cualquier iniciativa a convertir la industria zapatera de la Comunidad Valenciana en un centro exportador que ofreciese, junto con la eficacia de sus especializados obreros, las mayores expectativas de éxito en lo que al zapato de alta moda se refiere.

 

Motivaciones para los eldenses

 

No cabe la menor duda que nuestra industria del calzado debe servir como un claro motivo de orgullo para todos los eldenses, extensivo a los habitantes de la comarca del Medio Vinalopó. Los más jóvenes, aquellos que no han vivido nuestro fulgurante renacer como industria del calzado y los que no han conocido los momentos más álgidos y brillantes de nuestro devenir como ciudad industrial del calzado de calidad, sin apenas parangón en el complejo entramado de la fabricación de calzados en nuestro país, deben conocer y no olvidar que todo aquello se debió a un esfuerzo colectivo en el que hombres y mujeres se sacrificaron por el progreso de nuestra ciudad y, cuando se cuenta con esos avales, cualquier situación por mala que nos parezca puede revertirse, pero hace falta que los empresarios se unan como lo hicieron sus predecesores, y los trabajadores defiendan su arte poniendo los mayores empeños para alcanzar objetivos por inalcanzables que parezcan.    

 

domingo, 14 de julio de 2024

El sector zapatero tuvo oportunidad de diversificar su industria en 1984

 

Elda tuvo oportunidad de diversificar su industria en 1984

Diversificar un sector prioritario en ciudades eminentementes zapateras como Elda, Petrer e incluso Elche o Villena, no es nada sencillo y menos con la sola voluntad de la iniciativa privada. Pero en el otoño de 1984 el sector zapatero español tuvo un decidido apoyo de casi todas las asociaciones del sector de la industria del calzado.

La crisis de 1980 afectó a nuestras exportaciones

La actividad zapatera de España, y en especial de la zona del Medio Vinalopó, empezó a notar los primeros síntomas de parálisis tras el despegue producido en la década de los años 60 y 70. Los años 80 se caracterizaron por la reconversión industrial del calzado.

Las fábricas frenaron su actividad y algunas tuvieron que afrontar cierres traumáticos. En el sector zapatero cundió el pánico y las cosas se tornaron más preocupantes; algunos dejes de cuenta debido a confianzas en multinacionales que operaban en nuestra comarca dieron lugar a momentos muy dramáticos tanto en la industria del calzado como en las afines.

Fuerte demanda de maquinaria moderna

La tecnología punta que se necesitaba para poder competir con otros países de Europa no se fabricaba en España y la importación gravaba aranceles que las encarecían.

Las muchas empresas españolas de fabricación de maquinaria para la industria del calzado, no ofrecían máquinas que nos desvinculasen de la creciente importación de tecnología de mayor calado con sistemas avanzados en la época.

No solo el sector zapatero y afines sentían la preocupación del momento, también otros, entre los que me encuentro, no comprendíamos cómo la “investigación” en España estaba tan retrasada como la de otros países de nuestro entorno.

Las experiencias de algunos fabricantes de calzado en Italia, que habían sufrido los muchos avatares por los que ahora España se veía inmersa y encontramos una posible respuesta, en Vigevano habían “Reinventado su industria de maquinaria para el calzado”. Para nosotros también era necesario reinventarnos y al mismo tiempo que la actividad zapatera decreciese, aumentar una dormida actividad industrial para fabricar máquinas de hacer zapatos.

Plan de Investigación de maquinaria de “Bajo Coste”

Ese es el nombre bajo el que escribí un amplio dosier que recogía los fundamentos para diversificar la industria del calzado y reconvertir la mano de obra del proceso de fabricación del calzado, al proceso de fabricación de maquinaria que, comparativamente con cualquier otra industria del momento, le llamé de “Bajo coste”, por la pequeña inversión comparativamente que requería.

Consistía en un proyecto para adquirir máquinas de alta tecnología de aquellos años, estudiarlas detenidamente en sus partes más complejas, y proponer mejoras en prototipos que tuviesen patente española y lanzarlas al mercado nacional e internacional.

Compromisos para poder llevar el plan a feliz término

Naturalmente lo primero era eliminar aranceles de los componentes que nuestra industria necesitase para aplicarlos a sus nuevas máquinas, al menos en primera instancia, más adelante serían componentes para fabricar en Elda, Elche u otras ciudades que eran y son zapateras y que se nutrirían de sus propios sistemas.

La Administración debía facilitar un porcentaje de los medios económicos para la fabricación de al menos tres prototipos por máquina a “investigar”.

Por parte del fabricante de maquinaria el compromiso que adquiría era ultimar la puesta en marcha de los nuevos prototipos e iniciar su comercialización, con un simple aval al Instituto de Crédito Oficial ICO.

Todo el sector zapatero y económico mostró su apoyo

Ciento de personas reunidas en la Cámara de Comercio de Alicante con industriales de maquinaria, zapatos y componentes, dieron su visto bueno tras escuchar mi exposición.

El compromiso debía ser firmado antes de iniciar el proceso y acudir al Gobierno Central y Autonómico en busca de ayuda. Y ese compromiso se logró con decenas de certificados que firmaron entidades Financieras (Banco de Alicante y CAPA); Ayuntamientos; FICE; AMECA (Agrupación de fabricantes de maquinaria Española para el Calzado); Asociación de Empresarios del Calzado de Elda y Petrer, Centros de Formación Profesional (que tendrían que jugar un importante papel en este proceso), entre otras asociaciones de las que conservo los certificados firmados por sus respectivos presidentes o representantes.

En noviembre de 1988 se celebró la Conferencia Europea sobre Formación Profesional y presenté y defendí una ponencia que recibió el respaldo del Comité Científico, pero las puertas de la política seguían cerradas y a pesar de la ilusión, el empeño y los apoyos, más las escandalosas cifras de más del 95% de máquinas importadas, aquel proyecto quedó en el olvido.

¿Que podría haber ocurrido de haberse puesto en marcha aquel sencillo plan?

Si aquel proyecto se hubiese estimado y las diferentes Administraciones del Estado, ante el clamor de los pueblos zapateros y de forma muy especial el sector de fabricantes de maquinaria para el calzado de España, se habría podido crear una industria alternativa de fabricación de maquinaria que, al fin de cuentas, era afín al calzado, pero con una salvedad, los países emergentes de América y de África estaban también empezando a industrializar sus mercados zapateros y nuestro país podría haber ocupado una posición de privilegio.

No sabemos lo que nos hubiera deparado el futuro, pero el ejemplo de un empeño puede servir hoy para darnos cuenta de que salir de una situación con escasas posibilidades de futuro, no es cosa solamente de los industriales, también otros podemos aportar soluciones y luchar por ellas, cuanto menos los políticos que tienen una obligación emanada de las urnas para hacer próspera a la ciudad o ciudades que gobiernan.

“Poder hacer, es creer que se hará” y con la sencilla explicación del “Plan de maquinaria de bajo coste”, queda claro que no todo depende de los empresarios, a buen entendedor le bastan pocas palabras.