Al final de la década de los 80 los diferentes órganos de gobierno: FICE, FICIA, Cámara de Comercio de Alicante y Ayuntamiento de Elda habían propiciado un clima de enfrentamiento que hacían ya irrecuperable el diálogo. El alcalde de Elda dejó muy claro que el "futuro de la Feria pasaba por una reunión conjunta de todas las partes en la Diputación". Por lo tanto todas las miradas y todas las preocupaciones se centraban en esa reunión anunciada.
Tras analizar los acontecimientos ocurridos en aquellos nefastos días, los cruces de acusaciones, y el estado de crispación existente, todos tenían cierto respeto y nerviosismo por la postura que podía adoptar Elda, es decir, si la ciudad zapatera "creaba problemas" , la cosa se podría complicar.
El 2 de mayo de 1989 se celebró la esperada reunión en la Cámara de Comercio, con su presidente al frente, y a la que acudieron, entre otros, el alcalde de Elda, el presidente de IFA, el director de esa misma institución, y también el presidente de la Diputación. En ella se acordó por unanimidad (sin ninguna oposición de los representantes de nuestra ciudad), que todas las ferias que organizaba IFA, se trasladarían a un nuevo pabellón ferial a construir y solamente quedaría en Elda las que concernían al calzado. Naturalmente esto era una muerte anunciada, cualquier observador podría adivinar que era imposible mantener unas ferias en Elda con un nuevo pabellón ferial en otro lugar, sin embargo "la manzana fue mordida", y ese mismo día, a bombo y platillo, se hizo público el acuerdo.
Me faltó tiempo para escribir en nuestro semanario Valle de Elda, y en el diario INFORMACIÓN de Alicante, un artículo que se titulaba ¡Digamos NO!, que en una sola frase de dicho escrito se adivina el contenido ......"que el hecho trascendente de desplazar el recinto ferial, aún siendo bueno para toda la provincia de Alicante, es malo para el futuro de Elda y su economía y por ello hay que defender lo que ahora tenemos", ni que decir tiene que aquel escrito no tuvo respuesta por nadie, la opinión pública eldense se abstuvo de comentar y me quedé absolutamente sólo en esta reclamación. Más adelante, y tras dos años más de tiras y aflojas, surgirían aquellas célebres manifestaciones ante FICIA, encadenamientos por promesas incumplidas, pero para entonces aquellos gestos ya llegaban muy tarde.
Al releer hoy aquel ¡DIGAMOS NO! podemos comprender mejor la historia de aquellos errores.
Valle de Elda nº 1670. 12-V-1989
Diario Información 13 de mayo de 1989