sábado, 17 de marzo de 2018

El calzado artesano. Importancia y dignidad de un ofici

                Zapatero realizando un empalmillado  (foto: el arte del cuero)

Las primeras máquinas para la confección del calzado aparecen muy avanzado el siglo XIX y se trata de máquinas muy sencillas que realizan determinados trabajos de asistencia (hacer agujeros, prensar etc.). En 1.846 el estadounidense Elias Howe Jr. Inventa la primera máquina de coser, hasta entonces todo se cosia a mano, y con esta máquina de cierta tecnología compleja para su tiempo, todo se cose a máquina, es decir, calzado y vestidos, también en esta mitad de siglo se inventa la máquina de coser o puntear zapatos que hasta entonces eran cosidos a mano con los puntos tan conocidos para los zapateros como eran los punteados y empalmillados. Desde 1.887 la aparición de maquinaria para hacer zapatos se realiza de modo continuo y se van incorporando al proceso una tras otra, las máquinas de clavar, centrar, rebatir, lijar...., pero prácticamente es en la primera mitad del siglo XX cuando la intervención de las máquinas en el proceso de fabricación de calzados se generaliza y se abandona definitivamente el trabajo manual y artesano para fabricar zapatos en serie. El maestro zapatero que formaba parte de aquella célula primera de la industria zapatera, con el oficial y el aprendiz, se va perdiendo dejando paso a los procesos en cadena.

         Las primeras máquinas que se emplearon en la industria del calzado a final del siglo XIX estaban impulsadas por la tracción animal, el esfuerzo humano y la energía hidráulica que abastecía el caudal del rio Vinalopó (en el caso de Elda), caudaloso en aquellos tiempos. Con la aparición de la energía eléctrica las máquinas se perfeccionan y casi todo lo que se podía hacer, se realizaba a máquina.

         ¿Quiere esto decir que con la aparición de la tecnología se ha perdido lo que hemos llamado artesanía del calzado?. En primer lugar hay que decir que la palabra artesanía tiene un significado por el que reconocemos como el arte de la manufactura, por lo tanto elevamos a la expresión artística aquello que en principio no sería más que un trabajo manual bien hecho; lo que ocurre es que en el caso del calzado los trabajos que se desarrollan para conseguir un zapato acabado, o mejor dicho, alguno de esos trabajos tienen connotaciones artísticas dado el nivel de perfeccionamiento que se requiere para acabar la obra bien hecha; pero contestando a la afirmación sobre si la tecnología acaba con lo artesano, bajo mi punto de vista hay que matizar el tipo de tecnología y la fase en la que se aplica. Un zapato en el que las fases fundamentales se realizan de forma manual y corriendo el riesgo de la imperfección o de lo sublime, no deja de ser artesanía, aunque para algunos trabajos complementarios haya habido que emplear maquinaria de apoyo, por ejemplo: un zapato montado a mano y cosido entre carnes a mano o empalmillado a mano y que se haya empleado máquinas de moldear, lijar, rebatir o incluso clavado de tacones, no deja de ser artesano y por ello manual.
         El oficio de zapatero artesano se ha ejercido desde que el concepto de calzado existe y, en la historia de esta profesión, tenemos ejemplos y anécdotas de todo tipo; desde haber sido el zapatero considerado como un aprendiz de un trabajo sucio e insalubre y haber sufrido las mayores vejaciones, hasta ser considerado como personaje de la mayor dignidad y prestigio, recuérdese aquellos tiempos a partir de la Edad Media en la que los zapateros tenían sus prerrogativas, interviniendo activamente en muchos acontecimientos sociales de la época como personas que dominan un oficio ilustre.

* Publicado en el blog "Calzado" del semanario Valle del Elda. 16-03-2017

viernes, 16 de marzo de 2018

Publicaciones de corto recorri




        Cuando se avecinaba la primera gran exposición de zapatos en aquel Concurso Exposición que preparó y organizó la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Elda, de la mano del que fuera su concejal titular Roque Calpena Giménez, y que tendría su eclosión en 1959 y marcaría el inicio de las Ferias del Calzado en Elda, apareció una revista cuyo titular lo decía casi todo, "Elda Creadora". Fue a finales de mayo de 1958, cuando el sector zapatero de la ciudad, se vio gratamente sorprendido con la aparición de esa revista que despertaba un enorme interés y, efectivamente, tanto los profesionales como personas vinculadas al sector zapatero, escribían en sus páginas y mostraban sus diseños. Se trataba sencillamente de un aporte más al prestigio del calzado exclusivamente  hecho en Elda. 

        Más adelante, en 1966, fue el momento de otra revista especializada en el lanzamiento de tendencias sobre el calzado, con algunos textos alusivos a los primeros años de las Ferias y la situación de auge que vivía el sector zapatero en general. La revista que era propiedad de Lutgardo Sánchez Lorenzo, se llamaba "Calzado Español - Arte y Moda". El primer número contaba como maquetadores con las firmas de Joaquín Iñiguez Amat y Manuel Pastor Castaños; las fotografías eran de José Miguel Bañón y Román, en otros números posteriores, hasta un total de cinco, se sumarían Estudios Modalín, Carpena, Pons Capella, Durá, Mateo, Chaumel y otros. La revista se editaba dos veces al año y contaba con la colaboración de una gran variedad de empresas que hicieron posible, con sus anuncios, sufragar el coste de las ediciones.
        Más adelante, en 1969, se editó otra revista especializada en el lanzamiento de tendencias. En esta ocasión editaba la prestigiosa empresa Prensa Técnica S.A. y el nombre era "MODAPIEL" (Moda del calzado y de la piel). Como asesor especial contaba con la firma de Roque Calpena, se editaba desde Barcelona aunque los textos hacían siempre mención a los zapatos fabricados y diseñados en el Medio Vinalopó. La revista con el "tirón" del Director General de la FICIA, contaba con un nutrido número de anunciantes que aportaban sus propias maquetas y fotografías.
        Todas ellas desaparecieron con poco recorrido, e incluso hubo otros intentos que tampoco fueron muy longevos en ediciones, sin embargo esos ecos por ofrecer unas propuestas españolas, que más adelante tendrían continuación en el lanzamiento de tendencias desde Inescop y AMEC, entre otros, supondrían unas iniciativas muy loables que sería bueno recuperar. 

* Publicado en el blog "Calzado" del semanario Valle de Elda, 16/3/2018