Buenastareas,la base de datos en internet, nos presenta una tesis sobre el zapato y los tacones. Por considerarlo de gran interés, lo transmitimos íntegramente.
Los Stilettos y la mujer
Dicen las revistas de moda y los que se supone saben del tema que ‘las mujeres somos tan aficionadas a los zapatos, como lo son los hombres a los deportes’ frase que por cierto no creo tan acertada. En primer lugar, porque ni todos los hombres son aficionados al deporte, ni todas las mujeres a los zapatos y menos si se habla de zapatos de tacón. Es así como surge el objetivo de este ensayo, el cual es reflexionar sobre los Stilettos, como se les conoce en el mundo de la moda actualmente a los zapatos de tacón puntilla. Esta clase de zapatos, a través de la historia, se han convertido en un símbolo de feminidad y de distinción entre las mujeres, y a su vez ha generado diversos puntos de vista sobre los beneficios o los perjuicios que les pueden causar.
Para desarrollar mi posición frente a los zapatos de tacón, es necesario contar un poco de su historia. Durante las primeras etapas de desarrollo del hombre, uno de los elementos fundamentales para la subsistencia y resistencia de la especie humana fue la creación y el uso de ropas y zapatos precarios, que protegían el cuerpo de heridas durante la caza, y además de la temperatura del ambiente y el suelo.
En un principio se usaron pieles de animal, para cubrir los pies del frío, después fue una especie de bolsas con un cuero más trabajado que permitía usarlos en otro tipo de suelos, con temperaturas y texturas variadas, como el desierto o las llanuras.
Ahora bien, la historia de los tacones no es muy precisa, puesto que no se sabe realmente quién los inventó. Según Pilar Castaño, una erudita en la moda colombiana, “Marco Polo trajo unos enredados en la pasta y las especias de su primer viaje a China. Otros dicen que fue Leonardo Da Vinci, el gran genio de la época, quien esculpió los primeros tacones, pues Catalina de Medicis es recordada el día de su matrimonio viajando de Florencia a París para casarse con el Duque de Orleans con unos zapatos muy altos [...] que fueron copiados inmediatamente por la corte.”[1] En definitiva, no se sabe con exactitud quién fue el inventor de este elemento tan particular.
Pero lo que sí se tiene claro, es que durante muchos años fueron usados por hombres y mujeres, quienes esencialmente buscaban obtener una mayor altura y una figura más estilizada. Un hombre fascinado por los tacones fue el monarca francés Luis XVI, quien en determinado momento prohibió el uso de esta clase de zapatos, ya que los quería sólo para él.
Claro que es pertinente aclarar que, aunque los tacones son tan antiguos la variación de esta clase de zapatos que más perjudica la salud femenina y ha creado el fetiche sexual más común, es el tacón tipo puntilla o Stilettos. Estos tacones tampoco tienen un momento de invención exacto, pero “muchos atribuyen este éxito, que cautivó a hombres y mujeres por igual a Charles Jourdan, en Francia para 1951. Él preparó el terreno con un tacón de acero y madera. Pero en realidad, la gloria de haber incorporado este nuevo estilo en la moda mundial del calzado es para el diseñador de Christian Dior, quien introdujo estos controvertidos tacones en mil novecientos cincuenta y cinco”[2]
Durante muchos siglos las mujeres escondieron sus piernas bajo los grandes faldones de los vestidos de época. Situación que cambió durante los años sesentas, década de transformaciones, revoluciones y movimientos sociales que despertaron una nueva perspectiva de la mujer. Un elemento central y complemento de los tacones es la minifalda, puesto que juntos desarrollaron el simbolismo de la emancipación femenina. Fue Mary Quant, un modista británica, quien sacó a la luz pública el 10 de julio de 1964 la minifalda, durante una de sus colecciones de verano, cambiando así la percepción de la feminidad en el mundo entero.
Este concepto de feminidad durante los sesentas es muy importante. Pero es bajo esta concepción de emancipación con una minifalda y unos tacones, donde yo encuentro el primer problema. Es bien sabido que durante aquella época, esta transformación en el vestuario representó una liberación, situación que, por supuesto, no se puede negar.
El problema radica en la forma como la ropa y los tacones fueron abriéndose paso en la vida diaria y en la industria de la moda, es decir, en el día a día de esta sociedad. Y digo problema cuando me refiero al fetiche, las costumbres y enfermedades que surgieron con el uso de estas dos prendas.
En primer lugar, está la costumbre del cambio de zapato. Desde que se tiene conocimiento sobre el sexo del bebé que viene en camino durante el embarazo, es decir, desde que se sabe que es una niña, la familia empieza a crear una gran expectativa sobre su fiesta de quince o dieciséis años, según el país. Esto con el fin de que se convierta en mujer por medio de una serie de ritos de paso como lo son: el cambio de zapatilla, el vals con el papá, entre otros.
En mi opinión, el problema con este cambio de zapato plano a tacón alto, aparte de simbolizar su inicio como mujer, hace que se instale un paradigma de estética y estilo en la psiquis femenina, que consiste en que una mujer, es mujer exitosa, madura e independiente y conquista el mundo en tacones.
Es esta tradición con la que no estoy de acuerdo, principalmente porque creo que es el detonante para los siguientes problemas que afrontan las mujeres. Al recibir toda la información que nos brinda la sociedad para desarrollarnos como género podemos caer en varios problemas, relacionados con el uso de los stilettos.
El primero de ellos es la estigmatización del género, y con esto me refiero a la idea que venden los grandes medios de comunicación en el mundo, sobre lo que se puede considerar como una estética correcta y una manera de vestir adecuada en la mujer. Es tan fuerte el estereotipo que se crea sobre los tacones, que en muchas ocasiones se hace visible en ambientes laborales. Por ejemplo, puede que dos mujeres sean abogadas, hayan estudiado en la misma universidad, estén en igualdad de condiciones profesionales. Pero una de ellas decide vestirse de falda, tacones altos, y lo que se puede llamar un atuendo ‘elegante’. Mientras que la otra no lo hace, opta por unos zapatos bajos, quizá jeans, mejor dicho un atuendo que está catalogado como informal.
Entonces, le pregunto yo a usted ¿Cuál de estas dos mujeres le brinda mayor seguridad y la imagen de una profesional capacitada para hacerse cargo de un caso que lo involucre a usted? Puede que me equivoque con la respuesta, pero la mayoría de personas, casi inmediatamente pensaron en la primera. Quiero aclarar que con esto no estoy criticando, ni mucho menos la apariencia o la decisión de arreglarse acorde con determinados momentos, es claro que hay lugares en los que se deben cumplir determinadas normas de comportamiento.
Mi crítica en este caso está encaminada, a la estigmatización de aquella mujer que no considera que el uso de tacones sea un elemento definitorio de su capacidad intelectual o de su feminidad, contrario por supuesto, de lo que nos presentan lo medios constantemente.
Ahora bien, como lo expliqué anteriormente los tacones en el caso que expuse son símbolos de profesionalización y elegancia en el trabajo. Pero, por otro lado, también pueden ser contra producentes. Muchas veces, “Los hombres y las demás mujeres no se toman muy en serio a las mujeres que exhiben mucha feminidad en las reuniones profesionales, a pesar del hecho que ahora está de moda o es políticamente correcto decir que todo el mundo es igual. Esto no significa que una mujer profesional tenga que actuar de modo masculino; simplemente que si desea tener igual credibilidad que los hombres, debe evitar señales de feminidad como los apretones de mano suave, las faldas cortas y los tacones altos”[3]
Según lo anterior, esta parte contra producente está relacionada directamente con el fetiche sexual que generan los tacones puntilla. Y la exaltación de la figura femenina como un objeto sexual. Desde la mezcla de tacones tipo aguja, faldas cortas y medias de malla. Se generó un boom mediático que disparó el uso de estos elementos en el cuerpo femenino como marcas de su sensualidad y sexualidad. Por tanto, es importante definir que es un fetiche. “Por fetichismo se entiende la perversión sexual, dentro de la cual el impulso sexual se dirige hacia un objeto inanimado tangible y manejable. Algunas veces el objeto es una prenda íntimamente en contacto con la piel y en otras ocasiones, son partes inanimadas del cuerpo femenino” [4]
Este fetiche sexual no es que sea malo, en diversas culturas las preferencias sexuales se transforman de acuerdo a los gustos. El punto en este caso, es la forma como el fetiche transforma los zapatos de tacón puntilla en un objeto de veneración en el mercado y en las series de televisión. Por ejemplo, uno de los pilares de la realización de series estadounidenses es el programa ‘Sex and the city’ donde la protagonista tiene una afición por los zapatos impresionante. La actriz principal de la serie tiene un problema porque van a vender el apartamento en el que vive en arriendo, entonces le dicen que sí no lo compra ella, pues se tiene que ir. Precisamente en ese momento la mujer reflexiona sobre la cantidad de dinero que ha gastado en zapatos, y se da cuenta de que si hubiera ahorrado, el apartamento lo hubiese comprado hace años porque se gastó más dinero en zapatos que en lo que vale su propio hogar.
Lo anterior evidencia lo difícil que es manejar el problema de los tacones más aun cuando puede aparecer también la adicción a la compra. Esto como reacción al sistema de consumo y a los estereotipos que se nos presentan a las mujeres todo el tiempo.
Por último, voy a exponer el problema más tangible que evidencia el uso de tacones en las mujeres, y es el de Salud. “Con los tacones se atormentan y afean los pies; estos pierden la configuración natural; se alargan los músculos anteriores, y los posteriores se acortan; las caídas son frecuentes y no pocas veces suceden abortos funestos (…) Utilizar los tacones de manera asidua genera cansancio, problemas circulatorios, dolor de pies, juanetes, dedos martillo y deformaciones de columna. Los tacones altos son el enemigo habitual de los huesos, articulaciones, músculos, tendones y nervios de los pies. Hay que tener en cuenta que el tacón alto no distribuye el peso del cuerpo, sino que lo desplaza hacia adelante, creando tensión en la espalda. Esto puede llegar a deformar la columna y lesionar las articulaciones de la rodilla”[5]
Según lo anterior el uso de tacones es nocivo para la salud de las mujeres que los utilizan, pero al parecer cuentas con una aprobación generalizada y es muy difícil que nos desprendamos de lo que los tacones representan para nosotras actualmente.
Después de todo lo dicho anteriormente es importante exponer otros puntos de vista importantes en cuanto al uso de los tacones. La producción de estos bellos, pero perjudiciales zapatos, es quizá una de las más exitosas de la actualidad. La cantidad de dinero y de empleo que representa la industria del calzado son el sustento para muchas familias y son uno de las principales fuentes de movimiento en la economía de la moda en el mundo.
“La industria del calzado es uno de los sectores industriales que muestra mayores cambios en las últimas décadas. Actualmente se producen en el mundo unos 12 mil millones de pares de zapatos, con un promedio de dos pares por persona. Un dato interesante es el hecho que un 60% de esa producción es exportada. China (produce 6.500 millones de pares por año y exporta 4 mil millones) e India (700 millones de pares por año), son los países que registraron el crecimiento más espectacular de esta industria, desplazando de la escena a naciones que en su momento fueron grandes productores, como Italia, cuya producción se ha reducido a 400 millones de pares por año”[6]
Por otro lado, el gran importador mundial sigue siendo Estados Unidos con 1.800 millones de pares, seguido de Japón y Alemania. Estos 3 países concentran casi la mitad de las importaciones totales netas de esta industria.
Igualmente, la industria no es el lo único punto a favor de los tacones. Estilitas expertos en desarrollo de imagen, estilo y belleza de las mujeres, reconocen que los tacones ofrecen una forma de caminar más acentuada. Por tanto el movimiento de las caderas es más prominente lo cual atrae las miradas masculinas, esto principalmente por la predisposición genética que tenemos los humanos, a la hora de buscar pareja.
El contoneo de las caderas en el lenguaje de nuestras hormonas, es la representación de una mujer fértil y con más atractivo a las miradas masculinas. Claro está que no se puede dejar de lado el maquillaje, por ejemplo, puesto que permite marcar en el rostro rasgos de feminidad que indican mayor presencia estrógenos, como ojos grandes, pestañas largas, labios pequeños y gruesos, entre otros.
Bajo esta lógica se produce otra relación importante, la del cuerpo femenino y la altura. Muchas mujeres sufren de complejos por su estatura, el uso de tacones las hace parecer más altas y estiliza la figura generando un impacto de belleza más amplio.
Es por lo anterior que los tacones están recomendados para usar con falda, puesto que la pantorrilla queda expuesta y es ésta la que muestra un alargamiento y parece más estilizada transformando la imagen de la mujer y la percepción que tenemos de nosotras mimas.
El análisis de mi caso en particular, me demostró que los tacones sí son muy lindos, y que las mujeres cuando utilizamos unos zapatos lindos, que realcen la figura, podemos llegar a superar diversos complejos e incluso traumas que disminuyen la autoestima y el amor propio. Por esto entiendo como muchas mujeres se alegran el día con simplemente bajar la mirada y ver unos lindos zapatos.
Dice Pilar Castaño: “Es tal vez, con la ropa interior, la prenda que más nos hace soñar… con unos lindos zapatos nos sentimos dueñas del mundo, como unas reinas; si hoy hago una encuesta lo que más tenemos las mujeres, sin importar nuestra cuenta bancaria, son zapatos, tal vez porque no importa ni el peso ni la edad para ponernos la zapatilla de cristal”[7]
En definitiva, los zapatos de tacón tienen sus ventajas y desventajas, pero esencialmente tienen muchos más puntos en su contra, puesto que puede llegar a afectar el desempeño y la salud de una mujer de tal suerte, que estos zapatos, nos hacen pagar un precio muy alto por la satisfacción del uso de unos tacones, que nos hagan sentir bellas, y que mejoren nuestra autoestima.
Según lo anterior, me parece sumamente importante concluir explicando que mi intención no es satanizar los zapatos de tacón y tampoco busco que dejen de producirse por el contrario, me parecen unos accesorios llamativos y dentro de la estética muy agradables, lo digo como mujer que se desenvuelve en esta sociedad de consumo, que me bombardea con la idea de cómpralos, lo cual insisto es muy comprensible.
Lo que considero realmente indispensable, es decir que estoy de acuerdo con que existan, pero lo que creo y a manera de reflexión me parece la forma más adecuada de abordar el tema es desde los diseñadores de moda. Ellos, quienes hacen zapatos costosos y divinos, son los que deberían preocuparse un poco más por la salud de las mujeres. Por qué en vez de diseñar zapatos de tacón con 15 centímetros de alto, no diseñan uno adecuado para la columna, quizá ergonómico, un diseño especial que no lastime, o que produzca el efecto de altura de los tacones normales, pero que en el fondo no sean así y no hagan daño. La verdad no puedo dar más sugerencias porque mi campo no es el diseño de zapatos, pero considero mi posición y la sostengo frente al reclamo y la crítica que le planteo a la industria de los tacones por no pensar un poco más en sus clientas.
Es que si un día las mujeres dejáramos de utilizar los tacones, qué podrían hacer ellos para impedirlo. Por tanto me parece pertinente proponerle a los diseñadores de zapatos, que antes de que ese día llegue, piensen más en nosotras y diseñen unos zapatos que no sólo nos desvelen y nos parezcan hermosos, sino que nos brinden comodidad, cuiden nuestra salud, y mantengan bellos tanto por fuera como por dentro del zapato nuestros pies.
Bibliografía
➢ El lenguaje del cuerpo, Allan y Barbará Pease. Amat editorial.
➢ Historia de la vida del hombre, Lorenzo Hervas. Tomo primero; Concepción Vol.2
➢ Señor espejo, Pilar Castaño. Editorial Aguilar 2009Universidad de Minnesota, departamento de psicología. Asignatura de Psicología anormal II. Parafilias "Perversiones sexuales" Docente: Bertha Escobar A. y Félix Cova S. Período: II Semestre de 1997 Disponible en internet: http://www.tc.umn.edu/~cana0021/2-3/Perversiones%20sexuales.pdf
➢ Pagina especializada en economía, de argentina. Articulo en línea: http://www.econlink.com.ar/calzado
➢ Página especializada en estilo y accesorios femeninos: Mujeres con estilo. http://www.mujeresconestilo.com/moda-la-historia-de-los-tacones_3989.html
Referencias
➢ El lenguaje del cuerpo. Allan y Barbará Pease
➢ Enciclopedia internacional de las mujeres / editoras generales Cheris Kramarae y Dale Spender ; editoras de la edición española Rosa García Rayego y Gloria Nielfa Cristóbal ; traducción Rosa García Rayego, Manuel Orive Castro e Isabel Verdeja Lizana
➢ Historia de las mujeres en occidente. Georges Duby y Michelle Perrot. 1991 Espuma
➢ Psicología anormal: un enfoque integral, Barlow David H.
➢ Señor espejo, Pilar Castaño
➢ Universidad de Minnesota, departamento de psicología. Asignatura de Psicología anormal II. Parafilias "Perversiones sexuales" Docente: Bertha Escobar A. y Félix Cova S. Período: II Semestre de 1997 Disponible en internet:
http://www.tc.umn.edu/~cana0021/2-3/Perversiones%20sexuales.pdf
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[1] Ver: Castaño, Pilar. Señor espejo. Capitulo 2. Parte 6, Pág. 43
[2] Página especializada en estilo y accesorios femeninos: Mujeres con estilo. http://www.mujeresconestilo.com/moda-la-historia-de-los-tacones_3989.html
[3] Ver: Pease, Allan y Barbara. El lenguaje del cuerpo, Pág 60.
[4] DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA. Universidad de Minnesota. Asignatura de Psicología anormal II. Parafilias "Perversiones sexuales" Docente: Bertha Escobar A. y Félix Cova S. Período: II Semestre de 1997
Disponible en internet: http://www.tc.umn.edu/~cana0021/2-3/Perversiones%20sexuales.pdf
[5] Ver: Hervas Lorenzo. Historia de la vida del hombre: Tomo primero; Concepción… Vol. 2
[6] Pagina argentina especializada en economía mundial. Disponible en internet. Articulo en línea:
Ver: http://www.econlink.com.ar/calzado
[7] Ver: Castaño, Pilar. Señor espejo. Capitulo 2. Parte 6, Pág. 44
Me ha parecido muy interesante y ameno tu articulo y muy apreciable la información que facilitas sobre las consecuencias que para la salud puede tener el uso continuado de tacones demasiado altos. En cuanto al origen del tacón, posiblemete esté inspirado en los coturnos que utilizaban los actores griegos en sus tragedias, que aunque no tenian la estilización del tacón, si se utilizaban exclusivamente para aumentar su altura. Yo he visto algunos de esos coturnos no se donde y son muy similares a ciertas plataformas que actualmente están o estaban de moda.
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