Retablo actual del altar del conocido paso de “La Borriquita”, en la iglesia de El Salvador de Sevilla donde lo coronan las figuras de los santos Crispín y Crispiniano.
El día 25 de octubre celebramos en toda la cristiandad, el día de la exaltación de los santos patronos de los oficios de zapatero y por ende de los trabajadores del sector del calzado.
Un poco de historia
La historia de los santos patronos de los zapateros está rodeada de una parte menos histórica y más de leyenda, al menos para aquellos que son más escépticos que, en este tercer milenio, no acaban de comprender los milagros que rodean a aquellos dos jóvenes quienes, en el lejano año 285 de nuestra era, sufrieron al martirio por su fe cristiana y, en aquel padecimiento, quizá gira parte de una leyenda aunque, para las personas de fe pudieron ser ciertas.
Casi todos los autores coinciden en la santidad de ambos zapateros y de la espantosa muerte tras el suplicio que padecieron en Soissons, Francia, donde huyeron según la tradición y durante la Gran Persecución de Diocleciano a finales del siglo III. Las inverisimilitudes de los padecimientos pudieran ser hechos, o sobrenaturales, o realmente milagrosos, ya que por la razón es complicada su aceptación.
En aquel pequeño pueblo de las Galias, que por entonces pertenecía al Imperio Romano, los hermanos se dedicaron a evangelizar a la población, pero para poder sustentarse tan alejados de su lugar de nacimiento, se dedicaban a hacer zapatos, un oficio que también según la tradición, dominaban a la perfección.
Lo que se conocía por la Galia en territorio hoy francés, estaba gobernada por Recio Varo quien ostentaba el poder del emperador romano, o mejor dicho los emperadores, porque en aquellos tiempos había dos emperadores que actuaban en Roma, uno, Diocleciano, como senior, y Marco Aurelio Valerio Maximiano, llamado Hercúleo, que era el emperador guerrero que controlaba las fronteras, éste ordenó el apresamiento de Crispín y Crispiniano, los hizo azotar y clavar a postes por los pies y las manos; sin embargo, unos ángeles vinieron y los curaron, más tarde fueron arrojados al río, pero sobrevivieron, otras leyenda nos hablan de que fueron arrojados a calderas de agua hirviendo y resultaron ilesos. Finalmente fueron decapitados.
Los ejemplos de los zapateros perduran en el mundo
Especialmente en la Edad Media, los gremios de zapateros en Europa tenían a Crispín y Crispiniano como ejemplo de laboriosidad en el oficio y defensa de la fe ante el martirio que buscaba la retractación.
En otros trabajos hemos hablado ampliamente de estos santos zapateros, pero hoy vamos a hablar de la presencia en nuestras iglesias. En algunos templos católicos que visito en alguno de mis viajes, la permanente presencia de Crispín y Crispiniano sobrepasa lo que en un principio pensé estaba circunscrito solamente a las zonas de tradición zapatera. Sin embargo, al ser los patronos de los zapateros y del oficio, en muchas iglesias y catedrales hay altares expresamente dedicados a su memoria y veneración.
Hace unos días, en Sevilla, estuve conversando con un viejo zapatero que me recordaba algo que conocía a medias, y aquel hombre me completó la información.
La Cofradía de San Crispín y San Crispiniano
La Hermandad de San Crispín y San Crispiano en Sevilla data de 1515, y fue un gremio de los zapateros de la ciudad, la cual tuvo su sede en la segunda Iglesia más importante después de la Catedral, la Iglesia Colegial de El Salvador.
Los zapateros tuvieron un retablo en una de las naves laterales de El Salvador, pero después de la construcción del edificio, en 1712, los hermanos zapateros de la cofradía decidieron construir un nuevo retablo para dar más relevancia a los patronos mártires.
Hoy el retablo se conserva en la cabecera de la nave de la Epístola de la citada Iglesia, aunque la hermandad quedó extinguida en el siglo XIX.
El gremio de los Hermanos de San Crispín y San Crispiniano de Sevilla llegó a tener hasta 348 hermanos miembros de la cofradía, lo que nos da idea de la importancia de una cofradía de zapateros y curtidores que era la más poderosa de la ciudad del Guadalquivir.
Los altares de santos zapateros se repiten en cientos de pueblos en todo el mundo pero, sin salir de nuestras fronteras, es muy llamativo observar como en Andalucía, en Castilla, en Cataluña etc., hubo gremios o cofradías dedicadas a socorrer, entre otras, a los zapateros o sus familiares en momentos de apuro o necesidad. Una labor humanitaria y asistencial que dice mucho de la merecida fama de este oficio.
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