lunes, 8 de agosto de 2022

Ha muerto la viuda de Luis García Berlanga

 

Ha muerto la viuda de Luis García Berlanga
María Jesús en primer término, y la princesa Tessa de Baviera celebrando la Mejor Calzada

Hace escasamente unos minutos me acaban de comunicar el fallecimiento de María Jesús Manrique. Se casó con Luis en el año 1954 y formó una gran familia numerosa con cuatro hijos varones. Su peor momento sin duda fue en el año 2002 con el fallecimiento de su hijo Carlos. En aquel fatídico año, Luis y yo ya éramos amigos y el dolor por la pérdida de un hijo no es comparable a nada. Tengo que decir que su tragedia era volver a revivir en mí también momentos amargos que supongo todos tenemos en la vida. Mis frecuentes llamadas y los intentos para consolar lo inconsolable seguramente no tendrían muchos resultados en una persona como Berlanga que, por encima de todo, sabía asumir sus aciertos y sus “pérdidas”, pero al menos tenía en mí a un amigo que comprendía su estado de ánimo.

María Jesús y el Museo del Calzado

Si Luis, por su confeso fetichismo del zapato de tacón de aguja, era un enamorado de cada pieza del museo de Elda y de todo lo que emanaba desde esa institución, María Jesús, enormemente respetuosa con esa inclinación fetichista de su esposo, la toleraba, aunque jamás la escuché una sola palabra que denotase en ella tal inclinación. Con su sonrisa socarrona, casi burlona y un poco pícara, levantaba las cejas o se encogía de hombros cuando Luis comentaba en su presencia la atracción por ese tipo de zapatos. María Jesús, en la época en la que la conocí, calzaba un tipo de “sabrina” casi sin tacón, era con lo que más cómoda caminaba. El museo de Elda también llegó a enamorarla.

Eterna acompañante y con una enorme energía

Durante unos años en los que Luis fue presidente del Consejo de Administración de la Ciudad de la Luz, siempre acompañaba a su esposo en esos viajes relámpago a Alicante, algunas veces apenas duraban un solo día, pero ella con su dulzura, simpatía y no menos energía, era la que le “espantaba” a algún que otros fans de su esposo. En más de una ocasión Luis me llamaba a Elda para vernos fugazmente con su esposa y tomar una horchata en Peret. También otras veces tenía que salir en su auxilio para evitar a las personas que, con evidentes muestras de simpatía, querían acercarse a Luis, y éste a sus ochenta y muchos años y sin María Jesús que le acompañara, se sentía un poco mareado.

Nos ha dejado una gran mujer que enamoró a un genio. Como decía Luis, “María Jesús, una jovencita estudiante de Filosofía y Letras, fue el mejor regalo que conseguí de la recia Castilla La Vieja, llevándome a una joya de aquellas bellas tierras”. Y es que “Mariajesú” como la llamaba Berlanga, había nacido en Soria.

Una preciosa joya que hoy se convierte en un icono de amistad

A finales de octubre de 2010, Luis García Berlanga vivía sus últimos momentos. María Jesús nos esperaba una tarde en su casa de Somosaguas y allí fuimos mi esposa María Teresa y yo para darle el último abrazo a nuestro querido amigo. En su lecho, Luis agonizaba y siquiera nos reconoció (creo), nos despedimos con un beso. Al salir de su habitación María Jesús con emoción incontenible se acercó a mi esposa y le hizo entrega de un collar. Un pesado collar hecho con piedras semipreciosas: Lapislázuli, cuarzo tallado, aguas marinas, pequeñas piedras goldstone de color azul, entre otros cristales azules también tallados. “El color azul es el de la tranquilidad, la calma y la paz”, con este presente nos marchamos de aquella casa con el corazón en un puño. Nos quedaba su recuerdo imborrable y un presente de paz, la que deseamos a nuestra querida María Jesús allá donde esté.

domingo, 31 de julio de 2022

¿Porqué Elda debe vincular el calzado y el bolso al turismo?

 

 El calzado y el bolso son nuestros productos de calidad que mueven a millones de personas, unas por afinidad profesional, otras por el glamur que conlleva la moda, la mayoría por el uso diario y permanente especialmente en la mujer.

No es la primera vez que escribo sobre lo que debiera ser la acuciante preocupación de todos los eldenses: mantener nuestras señas de identidad alrededor de la industria de estos dos complementos.

Mis constantes llamamientos y sugerencias han caído sistemáticamente en saco roto, pero alguien, en algún momento, tendrá que poner orden en esta deriva que conduce a Elda a la inexorable mediocridad e irrelevancia.

Recordar es insistir

Han pasado casi siete años de ideas y propuestas lanzadas desde este mismo blog de Valle de Elda sin que una sola haya tenido repercusión alguna en las personas encargadas de potenciarlas y promoverlas, o al menos discutirlas, ¡nada! Como si las sugerencias de otros no fueran válidas para el bien común de los eldenses, como si esas propuestas no tuviesen más finalidad que ayudar desde el positivismo a que Elda crezca y se afiance. Por lo visto mis ideas no valen, pero ahí están impresas y como un machacón recordatorio de lo que dijimos y cuando lo dijimos quedando para la pequeña historia de nuestra ciudad.

·     La creación de una gran exposición de nuestros zapatos con periodicidad semestral para mantener el mensaje permanente de la calidad del calzado fabricado en Elda.

·      La creación de una sociedad de promoción del calzado entre la Universidad de Alicante y las empresas más importantes, lo que llamamos la Cátedra del Calzado del Medio Vinalopó, para impulsar ideas y proyectos para Elda y Petrer.

·     El registro en la OAMI en la oficina europea de Alicante de “Elda city shoes” o “Zapatos de Elda”, para afianzar nuestra marca. También la Denominación de Origen (D.O.) “Zapatos de Elda” cuando esa denominación salte a los productos industriales (cosa que está a punto de ocurrir y cuya documentación ya está en periodo de aprobación).

·    Volver a consolidar en Elda la desaparecida Asociación de Fabricantes de Calzado de la Comarca, para poder marcar nuestro futuro con ideas y actuaciones propias, o al menos, crear una Cámara del Calzado para lanzar propuestas revitalizadoras para nuestro zapato (como lo ha hecho la vecina Villena recientemente, incluyendo también la marca “Zapatos de Villena” y el resto de las ciudades zapateras de España).  

·       Crear en Elda un bulevar o una avenida con el nombre de “Las Mejores Calzadas de España” y en ella colocar las placas que acreditan tales nombramientos, para sacar el mayor potencial a las ya 20 mujeres que fueron nombradas embajadoras del calzado español, cuestión esta que potenciará una estimable corriente turística.

·         Volver a poner en marcha el Concurso literario sobre calzado femenino Luis García Berlanga, una creación que fue pionera y de ámbito internacional, alumbrada con el único fin de prestigiar nuestro zapato de tacón y de alta gama e incentivar su difusión mundial.

·         Dar a Elda un mayor realce con el zapato femenino de alta calidad. Como propuesta lancé varias ideas: Renombrar algunas calles con nombres asociados al calzado para mujer, instalar mobiliario urbano fijo y relacionado con el calzado femenino y otras ideas que siquiera se han tenido en cuenta.


Este no es el camino

El rechazo del Patronato del Museo del Calzado de una colección de calzado histórico y otra de bolsos antiguos ofrecidas ambas a coste cero, es decir, de forma altruista y gratuita, es un error de libro que será un ejemplo permanente de cómo se pierde un patrimonio en una institución que es del pueblo. Un error, en parte ya irrecuperable, que pesará sobre el prestigio de la institución; el acta pública de aquella reunión será un documento que permanecerá como ejemplo de lo que muchos consideramos una grave afrenta a la cultura y un flaco servicio a la ciudad y al enriquecimiento de nuestros fondos museísticos.

  

    

La disparatada idea de unir todos los muesos de la ciudad y otras exposiciones: Arqueológico, Etnológico, Fallero, Moros y Cristianos, Santos Patronos etc. en un solo edificio y llamarle al conjunto “Museo de la Ciudad” es algo casi berlanguiano, sino fuese por el aprecio y cariño que profesé a mi buen amigo Luís García Berlanga que indudablemente ,de vivir hoy, habría sido motivo de su proverbial sabiduría crítica.  Esto no solo atenta a los fines de nuestra institución zapatera y su desarrollo, sino que puede ser calificado de esperpéntico. Una forma de desviar la atención y las miradas hacia Elda desvirtuando lo que nos hace únicos en el mundo y objeto de admiración, no solo por tener un gran museo sino porque en él se conserva el crisol artístico de los trabajadores de la industria de nuestra ciudad especialmente.

La cultura del zapato y de la marroquinería también es cultura

Y además es la que nos da de comer de forma directa, ¿Cómo se potencia esa cultura? Es obvio volver machaconamente a reivindicarlo:

·         Una de ellas es por medio de la constante publicación de libros, artículos o escritos que “veneren” el calzado de mujer de gama alta, otras publicaciones son siempre bienvenidas, pero las relacionadas con el calzado son fundamentales para crear imagen, mantenerla y consolidarla.

·         Debemos continuar con la realización de obras de arte relacionadas con el calzado y sus oficios, como hicimos en otros tiempos: El Monumento al Zapatero de Silla y AprendizEl Monumento a la AparadoraEl Monumento a la Familia Zapatera, son buenos ejemplos, sin olvidar el que se destruyó y jamás se repuso en la Plaza de Sagasta, El Monumento a la Industria del Calzado Eldense.

·         Organizar concursos, exposiciones y redacciones, como ha hecho y hace nuestro museo, para concienciar a los más pequeños en esta industria que hoy es nuestro principal recurso económico y posible creador de empleo.

·         Programar simposios, conferencias o mesas redondas con el fin de potenciar nuestro zapato y, por supuesto, alejarlo de planteamientos políticos que puedan minimizar la participación y presencia de todos los eldenses.

Acabamos de leer las últimas novedades en materia de promoción turística que publica tanto el Eximo. Ayuntamiento como Valle de Elda con video incluido: mochilas, jarras y medallas con la imagen caricaturizada de nuestro Conde más laureado, corbatas con zapatos, pines etc. Eso podrá estar bien, pero ¿de verdad alguien cree que es un incentivo turístico para que sea visitada la ciudad?

Elda es de todos

Y solamente con la noble contribución de todas aquellas personas que deseen trabajar por el bien común de nuestra ciudad, será posible plasmar ideas serias y pragmáticas. El uso exclusivo de las ideas de unos pocos o, en el peor de los casos, auspiciadas por afinidades ideológicas, sin siquiera valorar las de aquellos que no ejercen políticamente y lo hacen buscando el mejor futuro de Elda, nos llevará a un estrecho callejón sin salida que el tiempo y la historia no perdonará, como no perdona actuaciones inútiles que se adoptaron en otros momentos de nuestra historia, desoyendo las alarmas que saltaban como indicadores de que el camino no era el adecuado.

Cualquier persona que lea estos planteamientos podrá sin duda modificarlos o rechazarlos en parte, pero no desoírlos de forma genérica para imponer otros que vayan en direcciones opuestas, lo que nos llevaría a un posible descalabro para Elda y su industria que, dadas las circunstancias actuales, no nos podemos permitir.

sábado, 9 de julio de 2022

Fallece el autor de la escultura “Zapatero y aprendiz” ubicada en la Plaza del Zapatero

Hace escasos momentos me han comunicado el fallecimiento de Alejandro Pérez Verdú. Un eldense que marchó de su pueblo siendo muy joven y que siempre soñó con su querida Elda.
Para los que no lo conocieron debemos resaltar aspectos de su vida que han dejado una profunda huella en nuestro pueblo.
Alejandro, “el que puso alma a las piedras”, como en una ocasión se le calificó por transformar en obra de arte su trabajo sobre bloques de granito.
El hombre que hoy nos deja fue el que un día realizó el monumento al zapatero y aprendiz que se instaló en un recogido rincón de la Plaza del Zapatero.
En el momento de su despedida recordamos cómo lo conocimos y cuál fue su generoso ofrecimiento.
Alejandro vivió su niñez y temprana juventud entre Elda, su ciudad natal, y Las Casas del Señor, donde residía parte de su familia; trabajando de pastor se entretenía en moldear y esculpir objetos sencillos de la vida cotidiana. Por las necesidades familiares, no pudieron prescindir de él como soporte económico y creció sin haber pisado una escuela, esto lo digo para resaltar la ejemplaridad de un hombre que tenía unas cualidades innatas, que lo hubiesen aupado a cotas mucho más importantes, si hubiese contado con la formación y la cultura que hoy se les da a todos, pero en otra época de nuestra historia, solo era un privilegio de unos pocos.
Verdú marchó para hacer el Servicio Militar obligatorio a la bella isla de Menorca, y a pesar de sus limitaciones, en cuanto al estudio se refiere, pronto se granjeó el respeto y la admiración de sus superiores, que le encargaban monumentos funerarios. Alejandro, antes de terminar la “mili” ya era conocido como artista en su tierra de acogida. Allí encontró al amor de su vida, a su esposa Isabel, y en Es Mercadal creó su propia familia.
Durante mi amistad y admiración por la obra de Alejando Pérez, siempre me hice la misma pregunta ¿el artista nace con un talento especial o se puede aprender a ser artista?
La respuesta puede encerrar dos versiones: los que creen que ser artista es tener un don innato y los que defienden que con una buena formación se puede llegar al mismo fin, que no era el caso.
Alejandro, desde temprana edad se les notaba predestinado al arte, creaba con facilidad, desarrollando con nitidez ideas que llevaba a la práctica y cautivaba al público que reconocían su talento.
Un determinado día del mes de abril de 1996 recibí la llamada de nuestro genial escultor para hacerme entrega de una de sus obras, una bota de media caña que le había inspirado un viejo calzado desechado. Una bota que reprodujo con sus roturas y desperfectos. Me llamaba para hacer entrega de esa obra al Museo del Calzado, pero también para proponerme lo que sería el “sueño de su vida”, realizar una talla de un zapatero de silla y un aprendiz, como regalo y homenaje a Elda.
El sueño de su vida
Me trasladé a Menorca, esa bendita tierra con la que por razones familiares también yo mismo fui cautivado. En un acto sencillo, pero solemne, me hizo entrega de ese legado para un museo que ya llevaba cuatro años abierto al público en el Instituto de La Torreta de Elda.
En la isla “blanca y azul” recorrí varios lugares para admirar sus tallas. Una preciosa fuente en el centro de la ciudad de Alaior; una pila bautismal en la iglesia de Fornell; la talla del almirante Farragut frente al hotel que tiene su nombre; también algunos monumentos funerarios en el cementerio de Mahón, entre otros. Quedé francamente cautivado por su talento artístico y su sencillez en el trato, la ausencia de vanidad de un hombre que siempre agradecía sin esperar nada a cambio.
Alejandro Pérez Verdú me propuso trasladarse a Elda y aquí realizar su talla. Para eso solicitó dos bloques de piedra caliza de casi dos metros de alto cada uno y metro y medio de ancho. Ese fue el primer paso.
Abrimos una suscripción pública y con la ayuda excepcional del semanario Valle de Elda fuimos dando cuenta de las aportaciones que los eldenses, o aquellos que decidían ayudar a esa obra, ingresaban cada semana en una cuenta bancaria abierta al efecto.
Alejandro tuvo el material depositado en la “Casa Colorá” y desde allí trabajó en largas jornadas para que casi un año después, su obra estuviese lista para ser inaugurada. El sueño de su vida estaba a punto de tomar forma ¿y quiénes mejor para representar sus anhelos, recuerdos e ilusiones que un zapatero trabajando en su silla y auxiliado por un aprendiz?
Anécdotas
Podríamos llenar páginas de las muchas anécdotas que surgieron en aquellos meses de intenso trabajo. Las tallas que figuran en la gran peana donde descansa el monumento están representadas por las manos de un cortador y de una aparadora realizando sus tareas. Para representar aquellas sublimes figuras recurrí a mi amigo y pintor Patrocinio Navarro que no reparó en dar sus mejores bocetos para esta obra.
Ese monumento que cada día es observado por cientos de eldenses que pasan junto a él se realizó sin dibujos, sin medidas de sistema alguno y sin apuntes de ningún tipo. Alejandro simplemente, a palmos y a dedos, iba golpeando la piedra en busca de lo que deseaba obtener. Verlo trabajar cada día con el martillo y el escoplo era algo digno de la mayor admiración. Ver cómo sacaba de las piedras las figuras: la mesilla o las sillas de los trabajadores, los zapatos a medio hacer, las herramientas y ¡hasta el botijo!. Algo inaudito que, ni comprendía entonces, ni comprendo ahora, cómo aquel hombre humilde podía crear de la nada, de una simple piedra, unos símbolos tan importantes para Elda, nada menos que el principio de nuestra industria, personas y trabajos con los que él soñaba cada día. Para tallar la cara, las manos y las dimensiones de los personajes de su obra, Alejandro se palpaba su rostro y trasladaba a la piedra blanca las “medidas” de su propia imagen.
El respeto que merece un genio
El zapatero y el aprendiz no serían tan geniales si Alejandro hubiese contado con los conocimientos que ilustran académicamente a los artistas de Bellas Artes, pero nuestro querido amigo todo lo generaba, lo improvisaba y lo intuía.
Muchas veces me he parado ante ese monumento tratando de recordar cómo llegaba a hacer ese o aquel detalle, cómo se las ingeniaba para que no se produjese una sola rotura en un monumento que tiene partes muy difíciles de tallar y frágiles. Era tal el amor a su ciudad de nacimiento, el respeto por su industria que conoció casi en sus albores, que creo sinceramente fueron esenciales para terminar con éxito aquella obra que debemos saludar como la culminación de una vida de añoranza por su pueblo y su calzado. Contemplar hoy ese monumento nos debe sobrecoger, no tanto quizá por el valor artístico que indudablemente lo tiene, sino por el esfuerzo del hombre que lo realizó. Hace poco más de un mes, y como si de una premonición se tratara, pidió a sus hijos que lo llevasen a Elda para despedirse de sus hermanos, pero también para pasear por última vez por sus calles, hoy tan distintas a las que conoció. Se detuvo ante el monumento que esculpió y por unos instantes recobró con nostalgia aquellos duros pero felices días pasados entre sus paisanos.
Alejandro Pérez Verdú, Elda siempre te estará en deuda. Las generaciones pasarán, pero ese monumento seguirá ahí como testimonio de tu amor a la ciudad y a su industria zapatera. Muchas gracias y Descansa en Paz querido
amigo.

sábado, 18 de junio de 2022

Calzado Artesano. Denominación de origen


           

Las regiones europeas, el pasado mes de octubre, solicitaron a Bruselas las denominaciones de origen para artesanías y productos industriales

El Comité Europeo de las Regiones (CdR) solicitó por tanto a la Comisión Europea que aprobase un sistema de orígenes geográficos protegidos para bienes artesanales e industriales, siguiendo el ejemplo de las denominaciones de origen y las indicaciones geográficas protegidas (DOP e IGP, respectivamente). El organismo consideraba que este sistema fortalecería la protección legal de "productos de excelencia" y ayudaría a luchar contra la falsificación creando nuevos empleos en dichas regiones. 


                                        Zonas actuales de D.O. de productos agroalimentarios

Entre esa ejemplaridad que indica el CdR se encuentra el tipo de artesanías y productos como ya existen para algunos: el cristal de Bohemia (República Checa), los cuchillos de Solingen (Alemania), la porcelana de Limoges (Francia), el cristal de Murano (Italia) o las cerámicas de Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina (España). Estos productos, además de emblemáticos de tradiciones artesanales con siglos de antigüedad, forman parte de la herencia cultural de Europa que es bien conocida y valorada en todas partes del mundo.

La protección para productos artesanales elevaría la competitividad de las empresas, mejoraría la reputación y el prestigio de la ciudad que acoge esos bienes y justificaría el precio a pagar por los consumidores. 

En palabras de la miembro del consejo regional de Nueva Aquitania, Martine Pinville, ponente de esta propuesta. "Proteger nuestra herencia, mantener el valor añadido y los trabajos de un territorio son todo asuntos relacionados con las indicaciones geográficas industriales y artesanales para nuestras comunidades”.


La propuesta ha sido aprobada por la Unión Europea y se han dado instrucciones claras para su puesta en marcha de forma inminente.

La Oficina de Marcas de Europa que está en Alicante ha podido recibir el encargo de redactar las bases para que las regiones europeas presenten sus solicitudes.

Estamos en el momento oportuno y, dejando de lado personalismos tanto particulares como institucionales, esto es de suma importancia que afecta especialmente a Elda y su futuro. ¿Quién mejor que Elda puede demostrar la capacidad y el prestigio para poder conseguir la Denominación de Origen de Calzado Artesano de calidad? Si no hacemos nada perderemos una oportunidad de oro y, a este respecto, la historia nos lo demandará.

Insisto en la necesidad de ponernos a trabajar codo con codo para formas el Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Calzado Artesano”. A mi juicio lo debe presidir el Ayuntamiento, porque representa la fuerza de la unidad entre todos los eldenses, y en ese C.R. deben incluirse a todas las instituciones sectoriales: empresarios y trabajadores del sector a través de sus representantes; Instituciones del sector zapatero y de la industria auxiliar, y cuantas personas puedan aportar prestigio y calidad por sus trabajos al sector zapatero local. 


          Tenemos la fuerza de la razón y una historia artesana encomiable, no la desperdiciemos.


miércoles, 12 de enero de 2022

El Museo del Calzado de Elda recibe una nueva agresión

 

El sorprendente titular del artículo publicado en el diario INFORMACION el pasado 7 de enero y el contenido de este, en el que se pone en palabras de la edil de cultura una serie de intenciones sobre el futuro del edificio construido para museo del calzado, me ha vuelto a dejar sin habla. Respetando el derecho de opinión de cada cual, cuando como en este caso, se trata nada menos que de la opinión de la concejala de cultura de nuestra ciudad democráticamente elegida, miembro del Patronato de la Fundación, considero que en este mismo medio, debo transmitir nuevamente lo que pienso de este proyecto en el que el Museo del Calzado de Elda está involucrado y amenazado de extinción, e inmerso en una destructiva polémica de su imagen, sintiendo que estos temas no se debatan en el seno del patronato que es su legítimo lugar.

Dada mi avanzada edad, me ha costado pronunciarme al respeto, no debo a estas alturas entrar en polémicas de esta naturaleza dado que, por ley de vida, me encuentro en mi último tramo de existencia, pero, si como no dudo, hay realmente buena fe y deseo de volver a hacer de nuestra ciudad un lugar con proyección internacional y no caer en los errores del pasado, creo que mis opiniones al respecto deben ser, al menos, objeto de debate porque nos estamos jugando mucho más de lo que aparentemente pueda parecer.

¿Qué mensaje lanzamos al mundo con un museo del calzado como el que hay en nuestra ciudad? Considero obvio que nuestro rasgo diferencial en estos momentos y respetando otras nobles proyecciones de tipo cultural, es sin duda nuestro museo, no solo por su amplia colección de fondos, sino también por la enorme diversidad que en él se concentra, pero sobre todas las cosas porque supone algo nuestro, diferente a cualquier propuesta de tipo cultural o divulgativo que pueda realizar cualquier ciudad. Puedo asegurar que no existe ningún museo de calzados en el mundo, que yo haya visitado, con la actividad colateral que el de Elda realiza: concursos en activo como “La Mujer Mejor Calzada” o el “Periodístico sobe calzados” (hoy dormido), la escuela de diseño; la de zapato para pies con deformaciones y artesanal; la sección de la horma; el contenido vivo de los Lápices de Oro, entre otras muchas actividades y exposiciones itinerantes en el que raro es el mes que no se prodigan. Esas noticias llegan por las redes sociales a todos los interesados en el calzado, que son millones, en cualquier parte del mundo y eso prestigia a nuestro zapato y a nuestra ciudad.

Hacer más fuerte, más grande y mejor dotado al museo del calzado de Elda es, a mi juicio, nuestra principal misión, como eldense, como patrono y evidentemente como fundador, pero debe comprenderse que es la mejor inversión que puede realizarse para fortalecer la imagen de la ciudad ante el mundo, en base a esa singularidad que otras ciudades no pueden ofrecer.

¿Porqué es anacrónico y perjudicial reunir los muesos de la ciudad en un único edificio? A este respecto cabrían varios criterios que aconsejarían todo lo contrario, entre ellos la necesidad de que la ciudad posea museos en función de los fondos que custodia, es decir, un museo arqueológico precisa de muchos más espacios que los pírricos que podrían extraerse de una planta de un edificio, normalmente los muesos arqueológicos están vinculados a lugares donde existen indicios de culturas antiguas, tal es el caso del Monastil, que en el conjunto de los arqueológicos de la provincia, debe tener sus espacios propios y suficientemente amplios para poder desarrollar las actividades que este tipo de exposiciones demandan, encastrarlo en un edificio donde habría que constreñir el propio museo del calzado es un “error de libro” . En el caso del museo etnológico, con valiosas y muy queridas colecciones en su haber, requiere un edificio singular, que le vaya con los fondos que custodia. Elda todavía tiene algún edificio modernista que debía ser tomado en consideración para dotar al etnológico de unas amplias salas de exposición. Y para más abundamiento, la ciudad de Elda necesita más si cabe que otras poblaciones, de una dispersión de lugares culturales y de ocio para que el visitante camine por la ciudad y visite cada uno de ellos, para mover otros servicios: comercios, cafeterías o restaurantes entre otros. Congregar en un edificio, ya de por sí insuficiente para el museo existente, que por otra parte se construyó expresamente para Museo del Calzado, es poner un corsé a la expansión y ampliación de las actuales instalaciones. La concepción con la que se realizó el estudio museográfico se realizó contrastando en los museos existentes y algunos visitados en Europa, Asia y América. Nuestro museo, como otros, está concebido como un museo de artesanía de la industria básica familiar, en primer lugar, donde se muestran zapatos, maquinaria y utensilios de nuestros primeros zapateros, así es como se rinde tributo a los oficios y así es como Elda honra a sus trabajadores.

No hace mucho que el Patronato del Museo del Calzado dejó sobre la mesa dos legados que se entregaban a la ciudad, regalados y sin coste alguno, a través del museo del calzado, dos donaciones que se han perdido, una de más de 160 pares de zapatos históricos de un particular que conserva la más amplia colección de zapatos históricos existente en nuestro país; y la otra, el museo del bolso, con más de quinientos bolsos desde la Edad Media hasta principios del siglo XX. ¿Acaso no sería más razonable engrandecer nuestro actual museo y dotar a los otros museos existentes de unos contenedores dignos de sus valiosos fondos? Además, ofreceríamos al visitante la mayor exposición conjunta de zapatos y bolsos existentes en el mundo y reunidos en un mismo espacio, que hacen honor, dignifican y promocionan, a las industrias mayoritarias de este valle del Medio Vinalopó.  Pero estos hechos irreversibles ya han supuesto un daño a nuestro patrimonio, porque esas colecciones suman y nunca restan, pero hoy se encaminan a otros museos esperando mejores acogidas.

Por último, la cifra facilitada para el titular de la noticia con la que INFORMACION abría su página de Elda, y supongo, conociendo la seriedad del que lo escribe, totalmente contrastadas me parece no solo disparatada sino innecesaria y totalmente fuera de lógica. El Museo del Calzado tiene unas características especiales, en él se representan las actividades artesanas de miles de personas que legaron sus mejores “tesoros” a esta casa para que se expusiesen al público y se conservase para siempre, de forma similar a como se presentan en los mejores museos del mundo de esta especialidad, y representando el símbolo del esfuerzo y sacrificio de obreros y empresarios; allí están las raíces de nuestro pasado. Tratar de convertir el museo de nuestra ciudad en un MARQ, es absurdo y fuera de contexto.  Eso queda para otro tipo de museo, pero no para el de calzado.

El 90% de los fondos del museo del calzado lo han aportado, por cesiones, miles de trabajadores del sector zapatero, la mayor parte ciudadanos de Elda, y tratar de singularizar esos fondos en espacios específicos que solo muestran una pequeña parte de ellos, como sería el caso de un museo de corte similar al arqueológico de Alicante o a otros de su misma talla, es algo que no estaba en la mente del fundador, que antes de iniciar el estudio museográfico tuvo que documentarse en decenas de muesos industriales en media Europa. Y ya que hablamos de ello, debo aclarar que en toda fundación existe la figura del fundador que es quien inicia esa empresa, en este caso el museo, y según las leyes vigentes en materia Fundaciones, el Protectorado, deja muy claro que los fines fundacionales son prioritarios y están incluso por encima de los acuerdos de los propios patronos (Art 2 de la Ley 50/2002), y esto es lógico, porque los patronatos son cambiantes y en los patronos entran y salen personas con criterios dispares, debe por tanto existir una figura que sea el que mantenga la llama a la que conducen los fines fundacionales, y ese no es otro que aquel que, en su día, sentó en una mesa a los patronos e inspiró la Fundación. Para llegar a ese “museo de la ciudad” como anuncia la página del periódico provincial, habría que eliminar la actual Fundación Cultural Museo del Calzado y eso tampoco es sencillo ni posible, porque aún retirando espacios o eliminando subvenciones, al final, el protectorado es quien tiene la última palabra y, en el caso de Elda y de nuestro Museo del Calzado, sería el mayor error posible cometido por eldenses y debe tenerse en cuenta que la voluntad del fundador), es más, el Protectorado podría consentir en que los fondos pudieran pasar a otra fundación en los que se siguiesen fielmente los designios y el espíritu fundacional con el que se creó en Museo del Calzado, ya que uno de los fines más claro de nuestra actual Fundación es la proyección y prestigio de la industria del calzado en España. Esta exigencia de la propia ley tiene como objetivo preservar los fines fundacionales por encima de los diferentes patronos que repito, asumen los cargos de forma temporal, y no pueden de forma alguna desviar el objetivo marcado por el fundador para alcanzar la meta fijada en estatutos.

No existe mayor experiencia que visitar museos en otros países, y ya que estamos defendiendo la necesidad de mantener el Museo del Calzado de Elda como un icono diferenciador, que nos identifique y promocione la industria más importante y significativa de la ciudad, debo decir que en países tan cercanos como Italia, Portugal, Bélgica u Holanda, por citar solo algunos de los que proliferan museos de utensilios, etnológicos y productos manufacturados o de sus industrias más representativas, los del calzado tienen una especial importancia y muestran sus exposiciones en lugares muy cuidados y desvinculados unos de otros, con edificios de belleza arquitectónica, precisamente para protegerlos y marcar sus propias identidades y particularidades, todo lo contrario de lo que se desea hacer en Elda.

En otro orden podríamos hablar de los trabajos ímprobos de los patronos y empleados que han pasado por el museo en los últimos 25 años, sus desvelos y sacrificios para llevar a posicionar nuestro museo en un listón muy alto de prestigio. ¿Para que ha servido si el nombre por el que han luchado se mezcla en un conglomerado de museos y exposiciones que en nada tienen que ver con el calzado?.

A mi juicio esos tres millones de euros que muy generosamente dicen necesita el Museo del Calzado de Elda, deben emplearse para adquirir espacios y dotarlos para hacer dignos y modernos los museos Arqueológico y Etnológico, ¿Qué mejor inversión para la ciudad?; con ello se ensancharía el espacio cultural, todo lo contrario de lo que se pretende, y en lugar de arrinconar, limitar o reducir, nuestros insuficientes espacios, provéase al Museo del Calzado de almacenes (inexistentes) y alguna que otra mejora del actual edificio, para no dar pasos atrás y que alguna otra ciudad encuentre un motivo de peso para consolidar un museo del calzado como símbolo de la industria del calzado español enriqueciendo y mimando lo que los eldenses no hicimos o dejamos perder.  El hipotético “Museo de la Ciudad” sería minimizar uno de los mejores iconos de Elda, silenciar su nombre y limitar sus salas o sus fondos; todo lo contrario de expandir la cultura zapatera de nuestra industria del calzado local, la proyección de Elda como ciudad zapatera internacional, y un Museo del Calzado que hoy es piropeado y evaluado como de los más importantes del mundo considerado por sus homólogos. Sería un error irreversible y un nuevo retroceso para la ciudad que llevó la economía zapatera y el nombre del zapato español, a lo más alto en prestigio y calidad. No hay rincón en el mundo en el que se hable de zapatos y de zapateros que no hayan oído el nombre del Museo del Calzado de Elda ¿Cuántos hablarán de ese otro Museo de la Ciudad en el futuro?

 José María Amat Amer - Fundador y director honorífico del Museo del Calzado de Elda