José Jerónimo Guill en 1915, inició su taller de calzado en la calle 17 de Abril, nº 31, con algunos amigos y familiares, en total 6 trabajadores para fabricar calzados tipo "Luís XV", ese zapato que ha sido y es el orgullo de los zapateros eldenses. El primer taller tenía 150 m2 que con los años irían ampliando para llegar a 600 m2. El pequeño taller se transformó en una gran empresa que producía un tipo de calzados de bottier, en línea con los más prestigiosos fabricados en Elda, entre ellos Marcial Sarrió, que sería propietario de una gran industria.
Al fallecimiento de José Jerónimo, en1948, la empresa se transformó en Hijos de Jerónimo Guill, figurando como gerente Antonio Esteve, una industria consolidada con una producción de 1.200 pares de calzado a la semana de señora y con las más altas calidades del zapato eldense. La plantilla era de 75 trabajadores sin contar el trabajo a domicilio, especialmente en el aparado. Se trabajó con la marca "Anita", que era el nombre de una de las hijas del fundador de la empresa José Jerónimo.
Esta industria fue también crisol de alguno de los mejores fabricantes de calzados que se establecieron por su cuenta años después. Jerónimo Guill participó en la creación del Banco de Elda y de la SICEP. Esta empresa cerraría sus puertas en 1974 dejando un grato legado de prestigio.
En la década de los años 50 hubo una marca de fábrica "Calzados Milady", creada por el industrial Juan Martínez García. La empresa estaba ubicada en la calle Donoso Cortés, a la altura del Parque de la Concordia y exactamente tras la cruz que existe en el mismo. Durante años se especializó en dos tipos de calzado, el de señora de alta gama con la marca Milady y un zapato muy atractivo y de gran calidad para niños bajo la marca "Chiri" . Juan fue una persona muy activa y gozaba de gran simpatía. Alcanzó la presidencia de la Asociación de Fabricantes de Calzado en la comarca y trabajó con mucho dinamismo en favor de la industria del calzado en general, pero especialmente en la de la comarca a la que representaba. Martínez García fue presidente de una asociación muy conflictiva porque coincidió en el tiempo con las luchas intestinas en el seno del Comité Ejecutivo de FICIA y en la Federación de Fabricantes FICE, sin embargo su trabajo estaría siempre dedicado a salvaguardar los intereses de la industria y especialmente de las Ferias de Elda, posicionándose claramente contra aquellos que propugnaban llevárselas fuera de nuestro término.
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