Los zapatos en los cuentos de hadas
La Cenicienta, el Gato con Botas, el Mago de Oz … historias con las que crecimos y que comparten un lugar común: el de los zapatos que llevan a sus propietarios hacia sus sueños. Historias que escuchábamos en dormir en aquella época en que el mundo era tan complejo como acertar cuál era el zapato que iba en el pie derecho y cuál el izquierdo y tan maravilloso como sentir el dulce olor de la madre cada vez que se agachaba para atarnos los cordones. Y así, sin darnos cuenta, los zapatos se fueron convirtiendo en nuestros compañeros silenciosos de viaje, de aventuras y de sueños, como si siempre hubieran estado ahí. Pero, es realmente cierto que los zapatos, tal como los conocemos, han sido siempre aquí?
Los zapatos en la historia
Como los grandes hallazgos de la Vida, los zapatos también fueron fruto de la necesidad y del ingenio. La necesidad de un hombre de las cavernas que un día, cansado de caminar sobre el hielo con los pies doloridos, tuvo la ingeniosa idea de amarrar un pedazo de cuero en los pies y dar con ello inicio a una costumbre, la de vestir zapatos que, más de 10.000 años después, se ha convertido en un rito cultural y social estrechamente unido a la salud y el confort.
Desde ese momento, los zapatos de múltiples formas, colores y materiales se fueron reproduciendo en todos los rincones del planeta, guardando en ella, como si de pequeños secretos se tratara, la forma de ver y entender la vida de los que los crearon.
En la Civilización Egipcia, era muy importante la distinción entre el calzado de uso cotidiano y el calzado ceremonial. Así, en los ritos funerarios, se le daba una gran importancia al embalsamamiento de los cuerpos, que era responsabilidad de los sacerdotes a los que sólo se les permitía llevar un vestido de lino y calzado de papiro. Ningún otro vestido o calzado estaba permitido. Asimismo, para los antiguos egipcios, la sandalia encerraba en sí la noción de prosperidad y pureza, por lo que las sandalias blancas jugaban un rol central en el ritual funerario, ya que el difunto, en su viaje al Más Allá, había calzar sandalias blancas en su acercamiento a Osiris, asegurando así que su cuerpo estaba libre de polvo y suciedad.
Hasta finales del siglo IV, la sandalia es el calzado por excelencia hasta que al llegar a Europa los carolingios introdujeron un calzado que dejaba al descubierto los dedos: las polainas. Más tarde, en el siglo XVI y en la Corte Francesa, aparecerán los primeros zapatos de tacón alto y estrecho, antecesores de los zapatos con plataforma que tan de moda se pusieron en los años 70 y que aún hoy en día utilizamos. También son de esta época los tan utilizados talones que fueron creados para poder afirmar los estribos del caballo las botas de montar. Una función práctica que con el tiempo fue cayendo en desuso y que dio lugar a la actual utilización del talón como elemento puramente estético.
Los zapatos en El Naturalista
Los zapatos del Naturalista son zapatos para pies de mentalidad descalza. Pies a quien gustan las sensaciones naturales como pisar la hierba fresca. Son pies tozudos que sólo se ponen zapatos cómodos las formas, estructuras y colores sean capaces de superar el inmenso placer de no llevarlos. Zapatos cómodos, zapatos respetuosos con las personas y el medio ambiente, zapatos de película, zapatos de catálogo, zapatos para cenicienta y lobos feroces, zapatos, en definitiva, para caminar-que no es lo mismo que correr – por la Vida.
* Publicado en PYSN
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