Son muchas las noticias que nos llegan de la vuelta al oficio de reparador de calzados; la situación de crisis generalizada por la que atraviesa el país y la cantidad de paro acumulado en sectores como la fabricación del calzado e industrias afines, están dando lugar a que buenos profesionales en el arte sutorio, coloquen sus carteles de "Zapatero Reparador del Calzado". Una profesión que, aunque haya tenido sus momentos bajos, sigue siendo una profesión con futuro y no precisamente por la crisis o por el paro, sencillamente porque hacen falta buenos zapateros manuales y de medida, para realizar zapatos para pies donde la tecnología moderna y la maquinaria, no pueden entrar, es decir, para personas que tengan deformaciones o malformaciones en sus pies y que, como es natural, necesitan calzarse cada día.
Independientemente de lo anterior, el oficio de zapatero hoy supone alargar la vida útil del zapato y eso es importante para el consumidor que vive una situación de desempleo y con escasas perspectivas para un futuro inmediato. Si antes, ante unas tapas desgastadas, el usuario tiraba los zapatos a la basura, hoy gasta 4 6 euros y alarga su vida, así medias suelas, zapatos despegados etc..
Sin que suponga un paliativo a la situación económica actual, que rechazamos y deseamos que pase pronto, damos la bienvenida a esos zapateros que se incorporan al viejo oficio, con una clara consigna: "El zapatero manual es vital para una sociedad desarrollada....."y retomando un viejo refrán quizás hoy más que nunca "Zapatero remendón en tu oficio está el DON"
El viejo zapatero remendón, detrás de los cristales de la tienda, estaba siempre trabajando, absorto, concentrado, encorvado sobre aquellos zapatos destrozados, gastados, sucios, anticuados, como si fuera un cirujano, que rebaja, cortaba y recosía, curando las huellas del cansancio y las heridas de nuestro caminar a rastras por la vida.
Yo le llevaba alguna vez mis zapatos, mis botas para arreglar. Le compraba plantillas. Y siempre me admiraba su labor de esperanza, de humildad, de realismo y paciencia. Hay quienes todo lo arreglan comprando cosas nuevas y tirando lo viejo, como si no tuviera ya arreglo.
Querido amigo José Maria; Ante la pérdida de cosas materiales, pocas serán tan lamentables como tener que prescindir de un buen par de zapatos. De ese par de zapatos que conservamos con cariño porque han venido ajustandose a nuestros pies como si se tratara de una prolongacion natural de nuestra anátomia; lo que decimos " un par de guantes". Aquellos que mantienen nuestros piés sujetos y cómodos en una cuna suave, firme y liviana.
ResponderEliminarVeo como tu, con mucha simpatia, esa honrosisima y necesaria profesión que revive, a la que le auguro un largo porvenir, aunque el motivo por el que reemprenda su actividad se deba a la crisis, ya que desgraciadamente, me temo que esta, durará mas de lo que todos podemos imaginar. Un abrazo
Un trabajo impagable no sólo por lo que supone si no por la satisfacción de poder ayudar así a otra persona.
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